Nos encontramos ante un fragmento del leviatán de Hobbes
(1588 1679). Lo llamó leviatán porque en la portada del libro aparecía un
demonio que se parecía mucho a Cromwell. Leviatán era el monstruo marino que
emergía del mar en la Biblia. Leviatán para Hobbes es el estado absoluto como
un dios o un demonio. Hobbes parte de que el hombre es libre pero sometido a
relaciones de poder y dominio. El pacto con el estado, (o como él dice “república”),
tiene el objetivo de conseguir mayor bienestar social, la preservación de la especie
y una vida más feliz. El estado natural del salvaje es una situación de guerra permanente
de todos contra todos, pues el hombre actúa según sus instintos y pasiones
naturales. No se pregunta tanto sobre el hombre prehistórico, (como en el buen
salvaje de Rousseau) sino en que pasaría si no hubiera estado; volveríamos a un
estado natural de caos y destrucción. Si los hombres no obedeciesen leyes
vivirían infelices, siempre amenazados, vivirían poco, pues morirían asesinados
unos por otros. El poder se mantiene gracias al temor de su pueblo (el pueblo
teme al dictador, pero el dictador teme a todo el pueblo) y al miedo al
castigo. Frente a esa ley de la naturaleza y el caos surge el estado
disciplinado y con una serie de normas como un estadio o ratio superior del
hombre. Esas normas garantizan la armonía social. Debemos hacer al otro lo que
quisiéramos que hicieran con nosotros, según el mensaje cristiano de amor al
prójimo. Pero la justicia equidad modestia y misericordia no son instintos
naturales del hombre sino construcciones de nuestra cultura y civilización. El
hombre no debe dejarse llevar por estas pulsiones primarias del orgullo, la venganza,
el diente por diente, ojo por ojo y la ley de talión. Según la evolución de las
especies de Darwin el hombre se impone al otro en la ley de la selva o del más
fuerte. sobrevive siempre la especie más fuerte, más inteligente, más capaz. El
pez gordo se come al chiquito. Y por eso el estado aporta seguridad al hombre
que teme la guerra y la violencia. Las imposiciones por la fuerza el estado nos
defiende de las invasiones extranjeras, de los barbaros, de las cruzadas, de
las guerras de religión. El estado juzga en los conflictos entre los hombres,
interviene en la propiedad privada. El poder se debe concentrar en un gran hombre
con fuerza, al que conferimos el poder, o a una asamblea de hombres ajenos a
los sujetos del conflicto, independiente. Este estado está subordinado al interés
del pueblo, a la pluralidad de voces y a la voluntad popular, al menos en
teoría. El estado garantiza la paz y la seguridad colectiva, algo muy presente
en nuestra cultura del imperialismo americano donde los telediarios
continuamente nos meten miedo contra los extranjeros, los atentados, a veces
mezclado con xenofobia y racismo, el miedo al diferente o la aporofobia (rechazo
al pobre). Tememos salir a la calle por miedo al navajero, al delincuente y el
estado se aprovecha de ese miedo y crea un sistema policial o incluso militar,
un ejército que nos representa, que lleva la paz yanqui a los estados
colonizados o donde hay intereses petrolíferos y económicos. Es el miedo y la
paranoia colectiva lo que hace que triunfen partidos de extrema derecha como el
de Trump. Esto ya lo vio Susan Sontag en su libro el miedo al sida y otras
metáforas. Y es el miedo algo esencial en la vida de Hobbes, “el miedo nunca me
ha abandonado2, llegará a decir. Una
sociedad paranoica, esquizofrénica e histérica como salida de una película de
Woody Allen necesita un poder fuerte que les gobierne. Una sociedad
hipocondriaca consigo misma. En la práctica no se respeta la pluralidad de
voces en el sistema electoral americano de turnismo alternancia de partidos. El
estado es un pacto entre hombres como vio Rousseau en el contrato social, y debe
garantizar la concordia. Renunciamos al derecho de gobernarnos a nosotros
mismos delegando en este hombre o asamblea. El estado es como un leviatán o dios
mortal bajo el dios inmortal de la biblia. El estado se forma con los pactos de
los individuos, que delegan su voluntad en el príncipe de la republica con poder
soberano sobre sus súbditos. Hobbes será
maestro de Carlos II (hijo de Carlos I) en su exilio en París, imitando la
tradición de maestro-alumno de Aristóteles, Maquiavelo...etc Este rey gobernará
tras Cromwell en una monarquía absolutista.
Este texto lo situamos en el contexto histórico de la guerra
civil o revolución inglesa en Inglaterra entre la corona y los sublevados por Cromwell.
1640 1650. Era una guerra de religiones; entre los anglicanos de Carlos I y los
puritanos (tras el protestantismo, calvinistas, luteranos viene la contrarreforma,
los jesuitas, los místicos.) y también en una guerra de estamentos aristócratas
(gentrys) rurales contra clases sociales burguesas. Es anterior al parlamento
ingles (whises y torys). Los niveladores revindicaban la igualdad social. La
filosofía de Hobbes no es ajena al nuevo pensamiento tecno científico,
materialismo científico de Galileo, Copérnico, Descartes cogito ergo sum,
Gazzendi, Francis Bacon… debemos explicar la naturaleza en términos físicos, de
la matemática analítica racionalista y esto es el inicio del método empirista y
el racionalista. No importa la metafísica, el noúmeno, lo conocible sino la
ciencia que explica lo material. (el mundo y el estado se puede dividir en
partes para poder estudiarlo. Es esa nivelación o estratificación social de Aristóteles
y Tomás de Aquino; la summa de partes que conforman un todo, un absoluto; el
estado) El estado es un enorme aparato de relojería con piezas que hay que
separar y arreglar. Y funciona de forma mecanicista, positivista, utilitaria.
En la segunda mitad del libro habla de la biblia, pero en el primero enfoca la
política como una ciencia. Su teoría
del hombre malo por naturaleza se contradice con la teoría venidera de Rousseau
del buen salvaje, del hombre bueno e inocente por naturaleza. Para Hobbes el
hombre es “un lobo para el hombre” (frase que recoge de Plauto), en “guerra
permanente de todos con todos”. Como no se fía del hombre, como no está
orgulloso de la condición humana, necesita de un estado fuerte y absolutista
que vele por el hombre, (todo para el pueblo, pero sin el pueblo). El hombre
tiene instintos que lo empujan a lo bueno, atracción al eros, y repulsión a lo
malo. Esto enlaza con el maniqueísmo cristiano (buenos y malos) o más allá del
bien y el mal; placer, dolor. No infringir daño a los demás ni a uno mismo. Se
trata de un pesimismo antropológico, el hombre es malo desde que toma la
manzana de adán. No lo dice juzgándolo, es malo porque así es su naturaleza,
porque no conoce la idea del bien. Ese hombre siempre desea cosas, todos
deseamos parecidas cosas, pero no podemos conseguirlas mediante la violencia
natural sino mediante la convivencia pacífica que aporta el estado. No cree en
el ser humano en sociedad (quizá si crea en el individuo por sí solo, no cree
en los grupos sino en las personas) El ser humano no es social por naturaleza
como creía Aristóteles, sino que la civilización y cultura es un artificio
necesario. La vida del hombre es "solitaria, pobre, desagradable, brutal y
breve" El hombre hace un convenio o contrato social, se somete a unas
normas. Es un sometimiento “voluntario” aunque es la espada el que lo garantiza,
la violencia. El poder civil está unido al religioso; espada y báculo. Es un
pacto multilateral hecho por individuos, no de acuerdo a subjetividades
personales y no es posible la revolución o derrocamiento del gobierno. Su filosofía está influenciada por Bodino, y legitimará
las monarquías absolutistas de las naciones- estado. La cuestión religiosa
debía subordinarse a la estatal, garantiza la libertad de religión dentro de
ese estado absoluto. Pasa a ser un tema privado, pero en la época tenía tal poder
la religión que el rey debía ser de la misma religión que sus súbditos. La
religión no unía a la población, sino que la dividía en discordia. Era la época
del gran imperio español de Carlos V donde no se ponía el sol, de la guerra de
los 30 años (paz de westfalia y de las grandes pestes. Se pasa del imperialismo
al gobierno de cada estado o monarquía individualmente y se cuestionan las
primeras colonias. Su pensamiento
influenciará en el liberalismo europeo y en el empirismo de John Locke, en el
racionalismo del individualismo ilustrado, y es precursor de la modernidad. Su
pensamiento parte del pecado original; el criminal nace criminal y la
prostituta nace prostituta sin tener en cuenta su contexto social; familias
deshumanizadas, barrios conflictivos, pobreza… llevamos todos un germen o chip
de maldad. El ser humano es anti social por naturaleza, un lobo, que era el
animal que mataba al rebaño en la época. Por todo ello su filosofía no acaba de
gustarme.
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