jueves, 9 de febrero de 2017

LA ERA DEL CAPITAL DE ERIC HOBSBAWN



Comentario de texto sobre "La Era del Capital"Eric Hobsbawm es el historiador por excelencia del siglo XIX europeo, gracias a una serie de libros divididos por periodos y sugerentes títulos tal que “la era de las revoluciones”. Este capitulo corresponde a “La era del capital. De 1848 a 1875”. Allí analiza Europa bajo las incipientes realizaciones del liberalismo político y el librecambismo económico.

DESARROLLO DE LAS COMUNICACIONES.

El tren de vapor

Las nuevas líneas de ferrocarriles se extendían por toda Europa. Se trataba de subirse en marcha a este “tren del progreso”. La construcción de trenes – primero de mercancías, de transporte minero y posteriormente de pasajeros- no fue un fenómeno europeo, sino mundial (Sudamérica, Asia y zonas de África) El tren encontraría su época de mayor desarrollo entre los 60 y70.
Se edificaban pasos (Semmering) o túneles alpinos (Monte Cenis) para sortear las dificultades orográficas (Para que el protagonista de Verne diera su vuelta al mundo, relata como anécdota) Se construían obras como el canal de la Mancha o los pasos que abrían Sudamérica o Egipto a su exploración y colonización. (Canal de Panamá, Suez...)
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El barco de vapor

Por otra parte, el comercio marítimo no se hallaba tan extendido, debido a su lentitud y elevado coste. A pesar del novedoso barco de vapor, los vientos del progreso no barrieron las clásicas velas de nuestros mares. Sólo podemos hablar de un triunfo de las embarcaciones a vapor inglesas a partir de los 70, teniendo un auge tardío en los 80. (Tardío respecto al desarrollo del ferrocarril)
El autor aporta datos sobre la cantidad de flota inglesa y las toneladas de mercancía que podían trasportar desde las aún primigenias colonias, aún sin sobre-explotar como a finales del XIX.

El telégrafo y la muy posterior radio.

Los inventores Faraday descubre los campos de propagación de la energía eléctrica. Harry la naturaleza oscilatoria de las descargas eléctricas. Mawmell las ondas hertzianas y el éter eléctrico. Branley y Lodge el cohesor o perfeccionador de la recepción de las ondas. Popoff la antena de recepción. Cooke y Wheastone investigan su utilidad en la comunicación de mensajes telegráficos, continuado por Gintl, Stark, Hertz... hasta desembocar en Marconi que inventaría la radio.
Propagación de las líneas telegráficas El telégrafo se extiende rápidamente por el mundo, desde Austria y Prusia tras la revolución del 48 hasta los años 60 en Turquía, aumentando los postes y las líneas de este revolucionario medio de comunicación.
 Se consiguió conectar las líneas telegráficas incluso bajo el agua; canales submarinos como el de la mancha en los 50. Sólo en EEUU se dan compañías telegráficas privadas. En Europa las controla el estado, teniéndolas por un símbolo de su prosperidad económica, con afán militar, estratégico y comercial. Se popularizó entre las clases ociosas el mandarse telegramas. El periodismo logra con el telégrafo relatar con más actualidad los sucesos.
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Culto al gentleman viajero o “TOUT COURT”.
En el siglo XVII el ilustrado tenía una cosmovisión de su mundo y un afán de extender su ciencia y su verdad a lo ancho del mismo.
En el siglo XVIII el romántico recorrerá el mundo con un propósito más vivencial, se extenderán los viajes culturales, por placer o peregrinajes estudiantiles.
En el siglo XIX el realista ha de ser un “hombre de mundo”. No viaja para enseñar cual ilustrado o para aprender como romántico. Viaja por el mero hecho de viajar y este prototipo lo tenemos en Phileas Fogg. Viaja por una prepotencia positivista de sentir todas las fronteras de su mundo abiertas a su adinerado bolsillo. El viaje del burgués es cómodo y en tren, pero anhela la bohemia del artista, la aventura de la selva y los viajes por el África. Hay varios esteorotipos de viajeros del XIX.
  • El burgués con destino. (Fogg) El artista sin destino concreto. (Wilde)
  • El naturalista/ misionero con meta. (Darwin) El explorador sin ella (Livingstone) 


EL DESARROLLO DE LOS CAPITALES. ECONOMIA.

LA MENTALIDAD CAPITALISTA

Hace un repaso literario a las mentes empresariales que posibilitaron esta industrialización. Cita unas cuantas sociedades anónimas y compañías que dieron  trabajo al proletariado, las cuales no merece la pena rescribir en este resumen. Tampoco haré acopio de todos los industriales que cita, pues ya se conserva su mención en el texto original. Observa qué muchos de estos magnates también fueron mangantes. Estos “apóstoles de la industrialización” “hijos de la revolución” o cómo se les llame, vieron truncadas sus utopías Saint- simonianas, utópicas. Creían en la igualité política y social que comportaría la revolución hasta que su sentido pragmático les lleva a optar por la liberté económica e individual. Aunque envueltos en un sentido mercantilista y útilista de los negocios, un halo de romanticismo les hace concebir el mundo como una “unidad ligada con raíles de hierro y motores de vapor”, una visión optimista (positivista) sobre un mundo completamente abierto a su capital.

LA FIEBRE DEL ORO

En la revolución del 48 un minero, un tal Marshall, descubre oro en EEUU (California) Mientras Europa se halla convulsa socialmente, en EUU la agitación la causa el $. El mensaje confirmatorio del presidente Polk – tenemos oro en California- mueve a una masa emigratoria a poblar San Francisco y lanzarse a la “búsqueda del nuevo dorado”. Australia también ofrece vetas de oro en el cauce de sus ríos, y por eso se desarrolla este continente, antes casi desconocido. (California y Australia desconciertan a Marx y Engels ¡Mucha teoría marxista pero el proletario prefiere en “la praxis” un buen lingote de oro!)
Migración a América. Los ingleses y especialmente los irlandeses (a causa de su hambruna y conflictos internos) son los principales emigrantes, junto a los mejicanos (por proximidad). Los europeos (sobretodo anglosajones) se lanzan a la conquista del nuevo mundo, pero también se extiende la “fiebre dorada” por las costas asiáticas (China) y sudamericanas (Chile). Estas masas migratorias causan el tradicional racismo yanqui. Los chinos, por ejemplo, suponían ¼ de la emigración y se les impone la ley de extranjería denominada “Limitación China”.
Por otra parte, El instmo de Panamá era el principal flujo comercial y marítimo (como en los mejores tiempos del imperio español) y hubo de empezar a pensar en construirse el famoso canal.
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¿Primera globalización? No. Tímida unificación económica, pero Europa aún no comparte ni políticas, ni sociedades ni cultura. 
El capitalismo embrionario del XIX (si consideramos cómo auge de esta teoría económica a nuestro actual neo- liberalismo) se relaciona en un entramado de economías nacionales, aún muy ligadas a sus respectivas políticas. (Algunos sistemas políticos, como el ruso, impedían el libre flujo del capital, las comunicaciones y las relaciones comerciales) Para empezar se trata de una capitalización del mal llamado primer mundo o pueblo “civilizado” (Europa y EEUU). Aún quedaban tierras vírgenes sin explorar ni explotar. Además, cada país mantenía su idiosincrasia cultural, unos usos sociales y costumbres “exóticos” respecto a los demás países. La globalización conlleva una perdida de esta identidad propia, pero en el XIX ocurría lo contrario; los respectivos nacionalismos impedían una unificación cultural.
Los capitalistas pretendían la unificación económica (Unión telegráfica, postal, meteorológica...) y quizá los marxistas la unificación social (la bastante posterior Internacional “proletarios unios”)
Lingüísticamente, denotamos este fracaso de la unificación cultural en el volapuk o el esperanto, que fallaron como lenguas universales, pues ya se estaba consolidando en todo el mundo eso que Orwell llamó “neo- lengua” y nosotros ingles. (Un ejemplo; las traducciones internacionales de las novelas de denuncia social de Charles Dickens)
Sin embargo, la unificación cultural estaba lejos de la actual, la del pensamiento único. Tampoco la
unificación económica era una realidad. En todo caso, sabemos que Gran Bretaña ejercía un dominio imperante sobre toda Europa y la mayor parte del mundo, a través de su sistema imperial colonista. Pero de ahí a una globalización económica hay un gran salto histórico. Esto lo patentó la crisis de la década de los 40. Todavía los europeos no habían inventando el equilibrio o balance de poder (esta teoría económica de Keynes por la cual si un país cae, caemos todos cual piezas de dominó en el crack del 29 o en el 73) y la recesión sólo afectó a Inglaterra y Bélgica. No obstante, la crisis de 1857, padecida en la bolsa de Nueva York, sí afecta a Europa y Sudamérica, hundidas en la bancarrota. Esta crisis se produce ante el cambio que trae pasar de una economía agraria de bienes de consumo a una economía industrial de tipo pesado. Todo cambio acarrea su consiguiente crisis. La agricultura decae en las décadas 70 y 80 debido al éxodo rural masivo de un campesinado vuelto proletariado. El fracaso de las revoluciones agrarias se compensó con el desarrollo de los focos fabriles e industriales.

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