lunes, 20 de febrero de 2017

NOCHE DE VIERNES

Jordi RA I FABRA
Noche de viernes. Alfaguara, 1994.
Se trata de un libro ¿juvenil? escrito en clara actitud moralizante hacía los jóvenes, que pretende ser realista y resulta tan tremendista como irreal. El escritor toma un tono falsamente intimista con expresiones del tipo “Tío, mola, dabuten, Toda la crema, que guay” Esto nos da una imagen de un escritor bastante desfasado y su patético intento de acercamiento al público joven. Además, el libro falla en sus contenidos argumentales, y crea una serie de personajes muy estereotipados, nada complejos, apenas sin mentalidad, pero a los que acompañan una serie de problemas- tipo, que me recuerdan los libros moralizantes del siglo XVIII.
Mariano tiene el complejo de hijo de divorciados, menuda estupidez. Va al sicólogo. Es pijo, con un pendiente, recibe mucha paga, es de derechas, un tanto miedica. Su padre le deja plantado ese día porque su madrastra va a dar a luz, mientras la madre se ha echado un nuevo novio, Jaime. Es el más joven del grupo. Serafín tiene delirios de grandeza, quería ser un nuevo Erik Clapton, quería ser una estrella de rock... quería, quería. Ahora todo se ha derrumbado. Su timidez no le impide cometer un crimen, o liarse a ostias con un grupo de neonazis. Este personaje no resulta nada creíble; es borroka, algo heavy, pero a la vez es el más callado del grupo y al final se convierte en una especie de superheroe que se enfrenta a los skins y neo nazis.  Ismael está traumatizado con el hecho de tener un hermano gay, desde pequeño ha sido el más ligón y romántico del grupo. Es hippy y el personaje que mejor me cae, odia la guerra y es insumiso, no quiere ir a la mili, sobretodo porque su novia Loli -en una relación abierta- no sabe si le va a ser fiel. Lázaro es el matón, el gallito de pelea, el broncas, siempre buscándose problemas. Trabaja en un taller y le gustan las motos, además tiene una. Es comunista y siempre está con el rollo de las clases sociales. Es muy violento, desengañado y se hace el duro y el barriobajero. No para de hablar y se busca líos por bocazas.
José Luís va de líder y se cree el jefe. Aunque habla poco, al ser el más mayor, es el más experimentado en la droga y el que más aspecto de duro tiene. Todos le respetan, aunque él se mete con todos y no respeta a nadie. Siempre va buscando droga. Tiene una hermana que es una “chica fácil” y explosiva. Mientras, la madre se desvive trabajando en un bar por la noche. Y el padre que es un borracho que la pega y vuelve siempre echo una mierda a casa.

Los tres amigos se encuentran con sus dos amigos macarras. José Luis se encuentra con una antigua novia, Petra Aunque esta muy buena, pasa ya de tías pues la noche del viernes es de los colegas y se la quita de encima. Van a los primeros bares de la noche y hay una redada policial; no queda nada de droga, no hay camellos en el barrio. Todos huyen de la pasma.
Preguntan a distintas personas, entre ellas a Mustafá (Típico nombre de Moro) que asegura no vender mierda, él ser honrado. Vive en una puta choza, liga cuanto puede, esta explotado y mandar todo el dinero que gana a su familia en Marruecos. Hablan con un okupa, unos verdes, unos góticos, chunteros...(Mosaico de personalidades) Ligan con un par de tías, fumadoras compulsivas, con las que José Luís se enrolla ante la mirada envidiosa de Serafín a quien le gustaba una de ellas. Serafín se para a mear y entonces lo atacan al pillarle solo y desprevenido una panda de cabezas rapadas.
Sus amigos van a ayudarlo, no ven cómo ha llorado Serafín y entre todos se lían a hostias. Serafín se hace el valiente. Vuelven a casa de Serafa para curar a Ismael que tiene un ojo morado, mientras que Mariano no ha intervenido en la pelea y se enfadan con él. Ahí encuentran al padre de este, borracho perdido y en un estado lamentable, y le han de subir a arriba a ducharlo y meterlo en la cama. Mariano lo ve con asco, y su hijo José Luis con odio y vergüenza.
Salen de ahí y no saben que hacer, se encuentran perdidos sin rumbo, ocio, ni ideales, como los miles de adolescentes de España y del mundo que cada sábado nos emborrachamos en el botellón y nos drogamos, intentando buscar un sentido a toda esta mierda. Pues bien, salen en busca desesperada de la droga perdida. Y al no encontrarla en ningún lugar, van hasta la casa del moro, una vulgar choza, y al despertarle, este les insulta, y ellos a él le llaman moraca de mierda, salido y demás. Y no sé cómo pero se enzarzan en una bronca, de puñetazos, y mucha acción, en la que queman la casa por accidente (la ceniza de una lámpara que se propaga el fuego) Serafín, para proteger a sus amigos, forcejea con un “moro” que les amenaza con una navaja. El adolescente le arrebata la navaja tras forcejear y se la clava a este un golpe certero.
Todos le animan a ello “Hazlo, Hazlo” llevados por una catarsis grupal, solo comparable a la barbarie de la masa nazi. Me recuerda al extranjero de Camus cuando el protagonista no siente nada por la muerte de su madre y le mata a otro moro porque hacía calor.
Dejan el cuerpo del inmigrante allí, ardiendo bajo los fuegos del incendio, quemándose hasta el dinero que había ahorrado estos años para mandar a Marruecos. Y desesperados huyen despavoridos de su propio crimen. 
El sábado siguiente de resaca no quieren despertarse ni llamarse, avergonzados, van a dejar de ser amigos. ¿Cómo vivir con la conciencia de un crimen así, hacer sus vidas normales? Ellos creían tener problemas, pero nada comparado con lo que se acaban de meter. Un gran lío para estos niños de papá pijos.
EPILOGO: El comisario detiene en su casa a Serafín el asesino y al resto de sus amigos que le instigaron a ello. Como lo sabía no queda claro pero eso es lo de menos, y dicen estar todos arrepentidos. El final es abierto y redondo. Acaba el libro como empieza; en la comisaría de policía. Toda la historia es una reconstrucción de los hechos del comisario ante los comentarios de cada chaval que en el interrogatorio por separado. Acaban condenándole por homicidio asesinato, y con él a tantos jóvenes que siguen EN EL CAMINO. El contenido moralizante resta valor a una historia que hace de la acción su componente más importante, junto a las descripciones de los chavales que en mi opinión son muy tópicas. 
 Resultado de imagen de noche de viernes 3 e se trata de un libro juvenil

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