jueves, 9 de febrero de 2017

LA ESCLAVITUD



Esclavismo; el precio de lo invalorableEl video recrea el transito de esclavos del XVII y XVIII, desde su vieja África natal hasta el “Nuevo Mundo” mortuorio. Un guía enseña a sus descendientes africanos los restos de los mercados y los resquicios de aquel pasado vergonzoso. En esta isla Dorin se comercializó con millones de esclavos, embaucándoles y embarcándoles en largos viajes trasatlánticos. 

El comercio de esclavos es tan antiguo como la civilización, no sólo los griegos o romanos, sino los árabes ya los vendían en los mercados del Sahara. Antes de estas transacciones transoceánicas esclavistas a gran escala, se daba la trata árabe.
En ella se demandaban y ofrecían mujeres y efebos vírgenes a los que castraban en plan enenuco. También se acudía a estos mercados en busca de mujeres fértiles que pudieran fecundar un descendiente. Estas tratas de esclavas se relacionaban directamente con la prostitución, los harenes, los baños turcos y los placeres voluptuosos árabes.
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En cuanto a la tragedia africana, el video hace patente el pacto encubierto entre los europeos colonialistas y las tribus originales de la zona. Los mismos fuertes militares o civiles se edifican con el beneplácito de los gobernantes locales. Los mercaderes se constituían como báculo entre las familias paupérrimas en la necesidad de vender una hija y el colono que precisaba mano de obra barata para las minas de oro o las plantaciones o encargadas del hogar en sus grandes ranchos y haciendas. (Sur segregacionista EEUU) Los autóctonos de los pueblos africanos, especialmente en los puertos, comerciaban con los prisioneros de sus guerras tribales. Casi muchas de ellas se desencadenaban con esta finalidad económica. Los enemigos o incluso sus propios conciudadanos eran vendidos como otros bienes tangibles, igual que intercambiaban marfil o oro a cambio de los “exóticos” productos europeos. Este clima de disgregación tribal se debía precisamente a la inculturización llevada a cabo por la que se preciaba de única civilización, en la verdad absoluta y en el cenit cultural y científico (positivismo). Su sistema colonista de dependencia- explotación sumado a las sequías asolaban a ese gigante herido que es el continente africano.
La misma infraestructura económica Metrópoli- colonia posibilita y  desencadena esta reacción colaboracionista con “el hombre blanco”. La crisis de sus sistemas políticos tradicionales cuestionados por el conquistador potencia inestabilidad social y el empobrecimiento de unas familias hasta ahora dedicadas a la agricultura autarquica y autosuficiente, que se vean obligados a luchar contra otras tribus por mediación de los europeos en su expansión colonial. Es el sistema implantado por los colonos el que provoca la inseguridad colectiva de venderse entre ellos. Una triste realidad histórica que a los africanos que visitan la Isla Dorin les resulta difícil de aceptar, y la entienden por traición.

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