sábado, 25 de febrero de 2017

¡NO NOS TOQUEN NUESTRAS INTIMIDADES!


La revista Diez Minutos realizó un reportaje fotográfico no autorizado (un robado) a la familia del presidente de Gobierno, Zapatero, en el cual sus hijas aparecían fácilmente identificables. El presidente del ejecutivo envío un “burofax” a la directora para que cubriera el rostro de sus hijas, reclamando así el derecho a la intimidad que debería proteger – sobretodo- a los menores de edad. Una portavoz de la revista se retractó por esta publicación. Según “la ley de protección jurídica del menor” y según “la ley de protección del honor” para fotografiar a un menor se exige una autorización del tutor en el que recae la patria potestad.
Los medios de comunicación no ejercen hoy en día un cuarto poder, ya que están subyugados a intereses políticos- económicos como legitimidadores de su “status quo” y no como críticos del mismo (como eran por ejemplo a finales del franquismo o en la transición) Sin embargo, los medios tienen aún mucho poder, sobretodo como creadores de la realidad y de los personajes interventores- protagonistas- de esta realidad. Por ello en los medios se dan luchas de poder, igual que en el mundo político o el empresarial, todos dominados por la competencia a toda costa. Esto lleva a pensar que detrás de cada noticia dada se esconden muchos interés personales. Puede analizarse si la revista citada ha estado siempre más tendente a la derecha. O puede reflexionarse sobre el mundo arribista o “pelotero” del periodismo: la revista después de “errar” se retracta oficialmente. (si hubiera sucedido con un vulgar famosillo no se habría arrepentido públicamente)
Al margen de estas reflexiones políticas, la reflexión periodística en sí son los límites entre lo público y lo privado. Un debate ético que Kant ya  intentaba solucionar, diciendo que él como pensador era visto en un rol de personaje público – de maestro, de profesional- pero en su intimidad era visto por quienes le querían como una persona, acabada en “a” y no en “aje”. No sólo somos como nosotros nos vemos, sino como nos ven los demás. Los medios de comunicación pueden subir a una persona a la cima, a los 15 minuto de fama que Warhol popularizó (rodando “cortos” de frikies o monstruitos sociales), y con las mismas pueden arruinar la carrera de una persona importante hasta extinguirla totalmente. (un político que ya no interese y al que se acuse de pactar con tal o de lo que sea, un escritor a quien haya que silenciar etc)
Los medios de comunicación pueden infringir mucho daño interesadamente, intencionalmente. Y lo alarmante de esta noticia no es que fotografíen a las hijas de un presidente de gobierno o de una cantante de moda, sino que hayan llegado a tener tantos instrumentos tecnológicos y tantos profesionales mercenarios – freelances, paparaccis, espontáneos que ayudan...- que la intimidad del ser humano este siendo seriamente amenazada. Cuando una persona no puede conservar su parcela de privacidad, se convierte en una fashion victima. El ejemplo es una Lady Dí acosada hasta la muerte, fotografiada hasta su calavera. Que es el mito de Marylin pero llevado al extremo. Quizá este sistema capitalista que supuestamente tanto insiste en el concepto de “privacidad” (el capitalismo se origina en la Inglaterra terrateniente del “tanto tengo, tanto soy” “mi casa, mi mujer, my...”) no puede garantizar la intimidad en las personas. (Las súper- wowans han de renunciar a ser amas de casas para rendir más en el trabajo, la vida personal esta completamente subyugada a la profesional, los mismos estudiantes comen en la universidad, los trabajadores en la empresa. La vida privada se reduce casi al “week end”, al “finde”, con lo cual sucede como en las esquizofrénicas megalópolis japoneses donde estos ejecutivos en esa dictononía mal sana vida- trabajo “explotan” del estrés catárticamente) Un derecho a mantener la intimidad que debemos de reclamar en nuestro trabajo, sea cual sea.

El de Zapatero simplemente es el de presidente de Gobierno y como dice el protector del menor; la relevancia pública pertenece al padre y no a los hijos. Pero lo que me parece grave del tema es que no se garantice la intimidad en estos Estados cada día más proteccionistas. (instalación de cámaras por la calle para evitar “situaciones delictivas o terroristas”) Una paranoia de la seguridad que atenta sobretodo contra nuestra intimidad. No existe casi intimidad en Internet (los especialistas o hackers pueden entrar en tus contenidos en cualquier momento) Tu correo estará lleno de cartas comerciales. La mayoría de empresas de tu ciudad te tendrá controlado como un posible consumidor potencial. Serás objetivo estratégico de los políticos, las empresas, las multinacionales... y ese atentado contra la intimidad puede convertirnos en una sociedad como la de la pesadilla de George Orwell. Y para ello se necesita una nueva legislación que proteja el derecho de imagen e intimidad de las personas. Por ejemplo, los medios pueden buscar un personaje frikie o monstruito como el “pos sí” para reírse de él. Él no es consciente de todo el circo mediático que a su alrededor sucede. (antes había otro respeto hacía las personas con deficiencias físicas o síquicas, hoy sólo crueldad) Recuerda que ese “personaje” puede ser tu abuelo sin dentadura. Recuerda que ahora ya no sólo hay unos famosos sino que se da la oportunidad a cualquiera de convertirse en uno de ellos. La solución me parece que es que haya una canalización de estos famosos, una separación. Por ello que exista gran hermano es positivo si así se consigue que “el que quiera ser famoso, lo sea” y se les distinguirá más claramente de aquellas otras personas que con su esfuerzo hayan llegado hasta puestos de relevancia pública, como Zapatero. (y yo a mis zapatos, porque en este articulo ni le alabo ni le critico)
Pero nosotros como periodistas no deberíamos nunca confundir nuestra capacidad de crear  protagonistas con la de gestar personajes o frikis (de freak- raros), Frankis o monstruitos sociales de los que reírnos. (esto tan postmoderno de gestar monstruitos es una de las causas indirectas de que haya bulling. Los de la escuela quieren frikies de los que reírse, por puro mimetismo con la tv) Nunca deberíamos olvidar como periodistas que estamos al servicio del Pueblo, y de las personas (NO PERSONAJES) si queremos ser éticos y usar a las personas como fines en sí mismas y no como medios.
Mire usted; personajes sólo hay en las novelas.
Y es que nos disculpamos (ante nuestra falta de profesionalidad , humanidad y ética) con que el público pide esa basura y esa mierda, el público pide carnaza y hay que darle pan et circum. Eso es el colmo del cinismo y la hipocresía porque todos somos ya mayorcitos y sabemos el poder que tienen los mass medías como creadores de realidad. Y sabemos que el espectador verá lo que le demos. Lo que pasa que no interesa políticamente o económicamente darles cosas de calidad o que les hagan pensar. Hay que dárselo todo ya pensado y no incitarles a que piensen por sí mismos ya que esto es paternalista y proteccionista (¿Y no lo es robar la intimidad a muchas personas del pueblo?)
Y a la Maruja que compra el Pronto para ver que los ricos también lloran, le diré que la que debería llorar sería ella al mirarse a un espejo. Estas señoras me dicen en la peluquería, mientras espero a que la Juani me haga la permanente, que “los famosos se lo han buscado”. Hay mucho resentimiento, mucha mala uva, mucho rencor pero como siempre no se paga con quien debería pagarse sino que se echa a las victimas de turco para que estas furias lo desmiembren. Y estas victimas de turno son los intelectuales anti- sociales que hacen daño al pueblo y se meten en lo que no deben, o los famosos que no son más que una panda de histriones, clows y marionetas. La verdadera mano invisible, el Armancio Ortega que mueve desde la sombra el país, esos no van a salir  por su televisor, señora, para que usted los acribille. 

Los periodistas debemos respetar la intimidad de las familias cada día más “vistas” y “controladas” desde arriba. El anonimato de las personas infiltradas, de los topos y demás secretismos político- militares- económicos bien que se respeta, sin que nadie tenga que cuestionárselo. Con los civiles debería respetarse aún más esta  intimidad.

¡No nos toquen nuestras intimidades!
Y sobretodo no deberían publicarse fotos macabras o amarillistas de cadáveres ni pornografía infantil que nos hace ser cada día más animales insensibilizados ante el dolor de los demás. Hoy en día la intimidad es un valor en alza si usted tiene para vender, pero otros queremos seguir conservando nuestro domus privado y que no nos metan sus narices los entrometidos buscadores de chismes. A la intimidad podríamos definirla como un “vivir para ti mismo, desde ti mismo” y a su ausencia como “vivir para los demás, desde los demás, desde sus ojos y prisma” Diferencia entre ser o que te sean, entre hacerte persona o que te crean personaje. Creo que todas las personas  deberían reflexionar sobre ello antes de renunciar a uno de los bienes más preciados que tenemos; la intimidad. La intimidad es lo que en esta sociedad liberal aún nos queda de libres. La intimidad es lo que a todos nos iguala en esta sociedad desigual. El ideal democrático es el bienestar general o el bien común pero esto no debe interpretarse como una reducción de nuestras intimidades en aras de la colectividad tele mediática.

La burguesa renunció a su intimidad que hoy todos conocemos por las novelas, películas o revistas de cotilleo, pero ahora no democraticemos también la perdida de intimidad, haciendo que el proletariado pierda su intimidad familiar.  Además, poniéndonos elitistas, creo que hay dos clases de intimismos; el intimismo romántico y el bouyerismo de portera. El intimismo romántico es la confesión de nuestros sentimientos más profundos y humanos, de nuestras reflexiones más intimas. Y esta literatura de la sensualidad intelectual o del erotismo sentimental, o pornografía sentimental si quieren, donde me desnudo, dista leguas del amarillismo y marujeo de patio de portera.  Esta prensa del corazón más que cardiaca es indigestible estomacalmente. Y hacía quienes consumen estos dimés y mentís y “secretitos” de alcoba sólo me cabe el epíteto de antropófagas, caníbales, devoradoras de personas. No nos engañemos, la mayoría de estas señoras de la peluquería no leen estas revistas buscando heroínas, mitos e ideales (quienes toman a Audrey Herburn de heroína romántica, generalmente ya se ha leído Madam Bobary), sino que estas mujeres buscan precisamente lo contrario; anti- heroínas, personas degradadas en el fango, alimentarse de las tragedias ajenas para creerse ellas felices en esas ausencias de vida que tienen.

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