sábado, 25 de febrero de 2017

SEGUNDA VELADA DADÄ EN BARAKALDO



Frente al teatro Barakaldo falta media hora para que empiece la segunda velada dadaísta de este año. Esperanza Gómez Herce y Toni Iglesias, embutidos en monos amarillo limón y protegidos por mascarillas, anuncian una epidemia estatal. Fumigan a los viandantes con agua del grifo. Hacen el teatrillo de unos policías del futuro que nos administran pastillas para no soñar. Comienza el acto con Inun, el músico que armoniza la velada. Esta medicación estatal debemos tomarla por nuestra propia seguridad, aunque produce alucinaciones y nerviosismo. Como medida de seguridad, nos pasan el secador del pelo. Hemos de estar contentos de estar desinfectados. Se trata de la segunda velada de este año 2016, en noviembre, parte de los actos que organiza la bienal de ex poesía y la editorial única puerta a la izquierda, el tejedor en Berlín.
Despertamos en un hotel con amigos y buenas personas, pero todo da un giro, algo se divide, se corta. Amarse es dejarse amar.  La sexualidad la condenaron los cristianos, tenemos una gran brecha cultural. El ingeniero simpático nos dice que el placer se corta, es la post producción del placer, viajar en segunda clase, ser un outsdier. El dolor viene ya desde que os tiene nuestra madre en el partido. El dolor alcanza un límite, una forma difamatoria, el dolor nos lo producen las biotécnicas, y el romanticismo. Los pájaros cantan, pero nos quedamos en la cama lleno de pastillas, ¿qué pasa cuando el placer se corta?
Si tengo un hijo serás padrino, mi hijo. Crearé una secta de peronismo de izquierdas y derechas, de arriba y abajo. Aparezco dormido en una familia australiana. Aprendo a cocinar, a escribir emails, manejo un bus de chicos discapacitados. Me meterán dentro de un cubo de basura, soy un imbécil con sentimientos que corre a la velocidad del espacio marítimo. El mundo material se manifiesta. El pequeño Nicolás adelgaza 20 kilos, casa que me respira, la rueda gira, la bici es abandonada en el parque, como un esqueleto trasparente. ángulo lumínico, merezco me quieran, que, de caídas con la bici, no me quieren, voy con mi automoción por el elemento natural. Vivir sin respiración, en frecuencias fuentes y la gravedad de las resonancias. Huelen mazo las cartas. La ciudad todo lo eleva menos  la gente. Espacios radicales en tarjetas postales, sótanos en que se guardan mierdas, lo turbio, los motores calientes. El peón da la vuelta, los cementos emergen sostenidos. Las calles no son de uno, su eco, su bóveda, su danza divergente. Infusiones, trasfusiones, defunciones. Nada entiende. Cada uno tiene un cuerpo escuálido por cazar hombres entre los arbustos del parque. Los vagabundos entran al lugar Se meten en arbustos.  No salen nunca por el mismo lugar y me dan risa
En el cabaret Voltaire entre el humo cigarros, André Breton, Tristán tzara, Hugo ball, Marcel Duchamp, Emile etc no paraban de hablar. El cielo es callado. Escriben contra el fratricidio, el reto del arte contra la barbarie, de la guerra y la destrucción. El arte como fuente de creación, significado del texto oculto, sonido del viento que se hace visible. Otro recitador performista se define como católico terrorista y con paraguas rotos hace marca páginas de libros. Hace una lectura rápida del libro. Hace sus análisis y compensaciones a realizar entre la velocidad y la comprensión del texto. Es el libro el príncipe de Maquiavelo guillotinado, lo hace público, guillotina los sustantivos, los d adquiridos pasan a ser n o p. se trata de unos textos herméticos de una edición agotada y descatalogada. El performance sella el libro con pegamento de tal forma que tras haberlo leído nadie más podrá abrir el libro y volver a leer un pasaje. Lee un pasaje del apocalipsis; un ángel toca la trompeta, la estrella caída no recibió la llama del abismo, el poeta en el infierno abrió el humo del pozo. Era un sabio lingüista, no causaron daños en los árboles. Es el tormento del escorpión, te parece un ladrón y lo fusilas. Un sonido más allá es el recrearse en un palpitar ajeno, espacio vacío donde el sueño echa raíces. Huellas que el poeta sigue. Poemas discursivos
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Frio en el Berlín de neblina, el avión viene, decir por decir y andar diciendo que dices haberlo dicho. Que había querido decir, me he dicho. Vale más que decir mi amor cae al mar, no se lo va a tragar, la coloca sobre el mar y mapa. En la puerta de entrada hay una placa con un nombre escrito y leo sus apellidos. Los hombres berlineses son gente común. Donde vas a vivir no es una isla roja, es el vivir del mal vivir. En la casa del edificio el vecino enfermo está sufriendo. Y tu loca dislexia al fondo del pasillo. Geo localmente vives en otra placa tectónica, hay una línea de grieta. Entre tu barrio y la isla rota no hay retorica sino tectónica. Pertenezco algo a lo que no pertenecen los demás. Allá lucharon, los trasportistas obreros en paro. Los dadaístas antes vivían. La tela se ha hecho materia fija. En un rincón de este rincón saliste de esta idea de isla, en tu islote serás el rey, no ves isla ni rojo. Hablas con la belleza de los accidentes, un coche no da con el banco propio, dos autos chocan, el tren y el bus y el helicóptero, fachada de avión y buque de carga. Dos elefantes luchan por su hembra, se ven miles de veces en internet, me llama la atención los casi accidentes. En los casi accidentes se enfrentan dos entes, se rozan, ninguno se cae. El mensajero ciclista pasa por mi lado en vereda estrecha, deja una estrella en mis costados. Los cohetes de autos se chocan, se ven las calles de Baracaldo, las huellas que dejan los camiones, los altos hornos por la vía donde el traqueteo del tren llegaba antes al pueblo. Así se fundó el pueblo.
Solo puedo reivindicarme a mí mismo. Soy modesto y no tímido, un dedo se me ha congelado en el invierno de la cara con frio de los obreros judíos. Aquí se enseña la escuela del expresionismo. Nos enseñarán el futuro, pensamientos que no son palpables. Alguien pidió un cortado y cavila. Mi poesía no la voy a cambiar, aunque la ex novia del autor se frustró y quiso que el poeta cambiara el poema. No cambiaría la imagen que tengo de ella, aunque cambiara el poema. ¿Sabes a qué hora me has llamado? Me denuncia mi novia por difamación, por mi vida de aventura constante, de luchar contra dragones y trogloditas. Recibo un sueldo a fin mes, para hablar a las princesas con barba y encontrar tesoros devaluados en la bodega de un barco hundido. Cargar frente al hotel quemado, saltar el último escalón de la escalera, como un copo de nieve que se hace agua al rozar tu piel. Los locos son víctimas de su imaginación. No desterremos la imaginación. Quizá vaya a ser la última vez que escuchen nuestras beodas carcajadas. La nota resuene en mi memoria, cuenten conmigo, canten conmigo, lilith Marlene.

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