CLONITIS- FOBIA O EL MIEDO A LA MUERTE
La clonitis fobia es el temor al paso del tiempo. El
hombre nace mortal y teme la muerte. El primer poema de la humanidad es el del
canto de la creación de los sumerios. Le siguen el del diluvio universal y la
epopeya o poema épico de Gilgamesh. Este rey- héroe eternamente se lamenta de
su condición mortal, saberse efímero, gratuito, de más, ave de paso. La vida es
devenir dinámico, río de ser hacía una Laguna Estigia de muerte y Olvido, ríos
que dan a las aguas del morir, nada y vacío. Las religiones y los mitos siempre
han intentado convencernos de nuestra inmortalidad. El hombre reflexiona sobre
la muerte con la de un ser querido o un extraño, pero al intuir la suya se
angustia existencialmente. El hombre no puede ni imaginarse su propia muerte.
En el imaginario colectivo la muerte tiene rostro de femme fatale y de calavera
a partes iguales (se mezcla lo erótico y lo thanatico, lo apolíneo y dionisiaco
que dicen los proto- cursis) La muerte en nuestra cultura tiene el rostro de
espigadora cortadora de hilos con su guadaña al llegar la época tardía de la
vida, el verano de la vejez, sempiterna sombra de oscuridad, manto tras el cual
sólo hay vacío y una nada totalizada en tinieblas y penumbras. (¿para ti la
nada es blanca o negra? Esto dice mucho de si sigues un nihilismo positivo o
negativo). La mascara de la calavera es la última mascara que nos ponemos. La
muerte lleva una mascara de muerte que no es otra que la mortaja de calavera
con que nos disfrazamos al morir. Porta
la parca una espigada guadaña sembrando a su paso el dolor, dejando
yerma la tierra por la que pasa cual Atila. Esta es la forma nihilista, el
sentimiento trágico, el nihilismo negativo, de enfocar la muerte y no aceptarla
(la muerte es a lo único que debemos conformarnos y sin embargo a la vida no
debemos resignarnos). Pero este sentimiento trágico de la muerte sólo es una
visión, un prisma cristiano y decadentista o Heiddeger- iano; tumbas, cruces y
santuarios.
Nos
han hablado de la muerte tanto que nos han atemorizado, pero nos han hablado
muy mal de la muerte.
El hombre se angustia por su muerte cuando esta se halla cerca, acechando, entonces se mira el ombligo cual Narciso. Unamuno se lamenta; ¡Ay, me voy a morir!
¡Dios, me has abandonado, con todo lo que te he estudiado!... Toma conciencia de su mortalidad, de su efímera existencia y se angustia a lo Kirkegaard, se mea en sus pañales de bilbaíno universal. Unamuno no aceptó su muerte; Unamuno es el vivo (digo muerto) ejemplo de un nihilismo negativo. El sentimiento trágico de la vida (y por ende de ver la muerte) no me parece del todo satisfactorio: nada ganas con quejarte, hay que aceptar la muerte cuando esta se presenta, aceptarla como parte de la absurda vida. (tan absurda que naces en lo mejor y te vas en lo peor)
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