Según mi libro de
texto la filosofía es la superación del mito con el logos (Razón) pero hoy por
hoy la filosofía tiene + de genealogía mitológica que de estudio racional,.
¡Que abstruso definir la filosofía!, no así su origen inconformista con una
realidad que no les basta vivir ni interpretar en el arte o los mitos sino que
desean aprehender racionalmente.
La ética del filosofo es la búsqueda de
la verdad, objetiva supuestamente.
El mito y el arte
(tienen en común la explicación cosmológica a través de la metáfora) anhelan lo
contrario a esa oposición de competitividad
occidental en que se basa la “ciencia” filosófica; la Complementariedad. Mientras la
filosofía es una nota a pie de página de Platón y un sistema refuta el anterior, el arte acepta toda bella
mentira.
A esa pretensión
de verdad del filosofo Nietzsche la
llama voluntad de apariencia o poder.
A esa necesidad
del artista de la mentira Ortega la llama “Condena
a ser novelista y fabulador”
La pintura es un
juego de luces y sombras, la literatura un salón de espejos deformantes. Hasta
en la novela más realista la ficción impera. Hasta el cuadro más mimético
esconde una verdad subjetiva. El artista ordena su caos interior en sus escritos
implícita y hasta inconscientemente, pero el filosofo pretende su Verdad
objetiva, única y excluyente.
¿En que se
diferencia la metamorfosis de Ovidio del intelectualismo moral de Socrates? Uno
se sirve del Mito para hacer Arte, a la par que el otro se convierte en el
asesino de la humanidad asentando la base del cristianismo; esa hipócrita idea
del Bien. El Nasón influyó a Gongora y a Garcilaso, mientras que Platón
concibió el engaño (diría N) la idea (rebajaría Ortega) la neurosis
(Diagnosticaría Freud) y la impuso como mentira, creencia, patología respectiva.
¡Un crimen que ni el arte por el arte! Los pecados son por obra u omisión, el
griego no esta exento del crimen de la inquisición (Fundada en el
neoplatonismo) como los publicistas de la cocacola son culpables de la
globalización, aunque no empuñen un arma.
Los presocraticos
asientan la filosofia con unos archés + ridículos que creer en Zeus. La
escolástica sólo sustituye politeísmo por monoteísmo. Los racionalistas suben a
su pedestal a otro ídolo; la Diosa Razón. Nietzsche, filosofo de la sospecha,
reincide en el Mito con su anticristo bacanal, de forma más patente que sus
antecesores. ¿En qué momento histórico el logos vence mitos? Ortega es quien
primero reconoce este fracaso; Si la Razón es vital, circunstancial, (cambia a
lo largo de la historia) no hay juicios verdaderos sino verosímiles. Nadie esta
en la verdad estáticamente; se complementa dinámicamente con otras verdades,
(principio de su prisma de perspectividad). Ortega obvia que tanto el logos
como los mitos parten de la loca de la casa (la imaginación). Cito; “La cultura
civilizada surge por abstracción trascendente del desapego de la realidad
inmanente” Traduzco; Tanto las ciencias como la poesía surgen de unos ensimismados
con mucho tiempo libre para idear, columbrar, soñar... Hasta el axioma más
irrevocable ha partido de la imaginación. ¡Si Platón levantara la cabeza! Él
colocó la musa Eikasia (ensoñación) en la cola de su sistema filosófico y al
arte como sombra de sombra de su caverna ¿No es la filosofía, disciplina
científico- humanística, mera abstracción imaginativa? ¿No se lee hoy la
filosofía como vulgar pasatiempo literario? ¿Nadie le dijo al poeta Platón que
filosofar es un arte? Ninguna persona en sus cabales (Salvo los científicos)
pretenden ya el ideal de Fausto; el ansia enfermiza de verdad, aprehender lo
inaprehensible, conocer lo incognoscible. Sólo cabe interpretar la realidad en
el juego artístico.
La estética ha sustituido a la ética y se ha
fusionado con la filosofía.
Vocea Kant “La
metafísica es imposible como Ciencia” y piensan sus discípulos románticos “al
menos es bella prosa”. Los filósofos del lenguaje (Wittgenstein, Foucault o el
propio N) auguran la muerte de la filosofía al tomar conciencia lingüística (Al
percatarse de que es literatura); quizá ha muerto la necesidad de establecer un
sistema reglado excluyente, pero no se ha apaciguado el ansia de filosofar ni
el sentimiento de trascendencia. Esa volición instintiva connatural al hombre
se halla aún en la religión, en los mitos, en el arte, en la publicidad...
La filosofía sufre actualmente dos grandes crisis;
la quiebra de la verdad (O imposibilidad del logos) y su toma de conciencia
lingüística. Ya hemos
tratado el primer problema; al ser la Razón personal sólo cabe un relativismo
perspectivo y esto en la praxis es terrible; dificulta el acuerdo ético
universal. Dejando ese espinoso asunto la filosofía se cuestiona su propia
supervivencia. Un tema del que se han escrito ríos de tinta desde que
Aristóteles definió la filosofía como un circulo de perfecta inutilidad.
Foucault se percata de la imposibilidad de desprenderse de la gramática formal
en toda aprehensión ontológica Si todo filosofo “literaturiza” su texto y los
vocablos son históricos no hallas diferencia con un texto literario. Ya Nietzsche criticó todo el sistema de
filosofar clásico y nos dejó ambiguo su sustitutivo, ¿Por qué? Porque (Como él
escribió) el lenguaje engaña, malinterpreta y lo peor; manipula. Los escépticos
sofistas veían en el lenguaje mera retórica, creían en el poder de las
palabras, del dialogo, de la dialéctica; Quien dominaba el arte de la oratoria,
dominaba su realidad.
En el contexto
actual el lenguaje sigue siendo eufemistico (Basta leer las páginas económicas)
El lenguaje es un formalismo y su peor enemigo, señaló Foucault; la divagación
(En el discurso del loco delirio lo traduce por salirse del cerco marcado),
quien escapa del estructuralismo formal en que se asienta el sistema. No
podemos obviar que es imposible la objetividad (Como la subjetividad pues
siempre recibimos estímulos externos) pero al menos vemos detrás de cada
palabra su intención. El mensaje
lingüístico tiene 2 partes; Contenido. Continente.
El continente son las palabras (Lo que un escritor llama técnica)
y se las lleva el viento, La poesía fónica o un formulario burocrático es el
típico continente sin contenido, un texto tras el que no hay tema, significantes.
La historia de la
literatura comparada demuestra que (al margen del desuso de los continentes
léxicos) persisten temas y contenidos,
los significados. Todo lo escribió ya Shakespeare pero siempre habrá
poesía. Las palabras son mera cutícula externa,
instrumentos de los conceptos. Hay personas que creen no insultar aunque
su voz humille si no dicen un taco. No importan las palabras sino la intencionalidad,
el uso del instrumento verbal. La
filosofía discute a veces por si las categorías de Kant eran 7 o 11 o
debate términos anacrónicos. Tras mayo del 68 y el destructuralismo de Derrida se baja al fin del pedestal al
lenguaje (Limitación ontológica) Quizá el hombre, condenado por naturaleza a
ser novelista de su propia vida debería entregarse al mutismo ante lo que no puede pronunciarse. El humanismo y la
filosofía han postulado sobre la vida y la mitad de ellos no la han vivido, los
grandes teóricos del amor han sido los + frustrados platónicos. Se llegó a
escribir un tratado sobre “el templado modo de cortarse las uñas”. El
hermetismo es nocivo pero a veces vale más el silencio. Sobretodo porque la
idea pasa a ser creencia de rebaño.
En esta línea de la crisis lingüística,
Russel pregunta ¿Cómo ha de ser un lenguaje para considerarse filosófico? ¿El
hermetismo de términos especializados es su diferenciación? En el siglo XXI
vuelve a ser cuestionada la filosofía, no por este alumno compilador de
opiniones, sino por toda la sociedad útilista, que la única diferencia que
encuentra entre filosofía y literatura es que esta no se vende. La filosofía
no se vende en un sentido simbólico, y literal. ¿Aceptará el logos que es
mito y la filosofía que es literatura, y
además de la que no se vende?
Esta es la
realidad actual; El instinto novelista prevalece sobre el del erudito, el
filosofo o científico (Con la Razón apenas conocemos nada del universo, con la
moral kantiana apenas podemos vivir) Por eso tampoco los proyectos de
experimentación encuentran acogida en esta sociedad fetiche que sólo vive por y
para el arte; iconos pops, ídolos masivos, cultura de mass media ahogando su
necesidad metafísica en nuevos mitos. Mitos, como esa idea de
Supervivientes y Robinsons, que beben de la herencia humanista. No podemos diferenciar ya una cultura de
elite o superhombres de la subcultura masiva, ni condenar a la filosofía a ser
leída por cuatro catedráticos: La filosofía debe salir a la calle aunque se
mancille, sólo así se mantendrá viva ya que ningún mecenazgo la va a mantener.
Convénzase de su utilidad, y de su poder manipulativo, como han hecho esos
publicistas que palian toda necesidad emocional, trascendental... con un nuevo
detergente o móvil. Los contenidos no varían pero si su intención.
“La palabra es
ese poderoso tirano capaz de ejercer las obras más divinas con su cuerpo
invisible; apaciguar el miedo, eliminar el dolor, producir alegría..”. la cita
es del sofista Gorgias, a la que añadiría “Y crear + necesidades materiales q
satisfacen con sus productos...” El lenguaje no destruye ni construye, sino
quien la usa. ¿Como podría matar una pistola y no el pistolero? De esta
filosofía en ciernes se sirven las campañas publicitarias para quien el hombre
ya no es hombre, sino sólo mercado. Al ver un anuncio damos al objeto la
calidad de una idea y al hombre la calidad de un objeto. Concluyo mi
estúpida tesis; si es obvio que la filosofía como sistema se extingue, no así
el sentimiento del que nace; la imaginación. La cual es patrimonio del Arte y según
observamos últimamente de los menos loables intereses mercantiles.
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