miércoles, 31 de agosto de 2016

LA CRISIS DE LA FILOSOFIA Y SU MUERTE Y AGONIA


Según mi libro de texto la filosofía es la superación del mito con el logos (Razón) pero hoy por hoy la filosofía tiene + de genealogía mitológica que de estudio racional,. ¡Que abstruso definir la filosofía!, no así su origen inconformista con una realidad que no les basta vivir ni interpretar en el arte o los mitos sino que desean aprehender racionalmente.

La ética del filosofo es la búsqueda de la verdad, objetiva supuestamente. 

El mito y el arte (tienen en común la explicación cosmológica a través de la metáfora) anhelan lo contrario a esa oposición de competitividad occidental en que se basa la “ciencia” filosófica; la  Complementariedad. Mientras la filosofía es una nota a pie de página de Platón y un sistema  refuta el anterior, el arte acepta toda bella mentira.

A esa pretensión de verdad del filosofo Nietzsche  la llama voluntad de apariencia o poder.
A esa necesidad del artista de la mentira Ortega la llama “Condena a ser novelista y fabulador

La pintura es un juego de luces y sombras, la literatura un salón de espejos deformantes. Hasta en la novela más realista la ficción impera. Hasta el cuadro más mimético esconde una verdad subjetiva. El artista ordena su caos interior en sus escritos implícita y hasta inconscientemente, pero el filosofo pretende su Verdad objetiva,  única y excluyente.

¿En que se diferencia la metamorfosis de Ovidio del intelectualismo moral de Socrates? Uno se sirve del Mito para hacer Arte, a la par que el otro se convierte en el asesino de la humanidad asentando la base del cristianismo; esa hipócrita idea del Bien. El Nasón influyó a Gongora y a Garcilaso, mientras que Platón concibió el engaño (diría N) la idea (rebajaría Ortega) la neurosis (Diagnosticaría Freud) y la impuso como mentira, creencia, patología respectiva. ¡Un crimen que ni el arte por el arte! Los pecados son por obra u omisión, el griego no esta exento del crimen de la inquisición (Fundada en el neoplatonismo) como los publicistas de la cocacola son culpables de la globalización, aunque no empuñen un arma.  

Los presocraticos asientan la filosofia con unos archés + ridículos que creer en Zeus. La escolástica sólo sustituye politeísmo por monoteísmo. Los racionalistas suben a su pedestal a otro ídolo; la Diosa Razón. Nietzsche, filosofo de la sospecha, reincide en el Mito con su anticristo bacanal, de forma más patente que sus antecesores. ¿En qué momento histórico el logos vence mitos? Ortega es quien primero reconoce este fracaso; Si la Razón es vital, circunstancial, (cambia a lo largo de la historia) no hay juicios verdaderos sino verosímiles. Nadie esta en la verdad estáticamente; se complementa dinámicamente con otras verdades, (principio de su prisma de perspectividad). Ortega obvia que tanto el logos como los mitos parten de la loca de la casa (la imaginación). Cito; “La cultura civilizada surge por abstracción trascendente del desapego de la realidad inmanente” Traduzco; Tanto las ciencias como la poesía surgen de unos ensimismados con mucho tiempo libre para idear, columbrar, soñar... Hasta el axioma más irrevocable ha partido de la imaginación. ¡Si Platón levantara la cabeza! Él colocó la musa Eikasia (ensoñación) en la cola de su sistema filosófico y al arte como sombra de sombra de su caverna ¿No es la filosofía, disciplina científico- humanística, mera abstracción imaginativa? ¿No se lee hoy la filosofía como vulgar pasatiempo literario? ¿Nadie le dijo al poeta Platón que filosofar es un arte? Ninguna persona en sus cabales (Salvo los científicos) pretenden ya el ideal de Fausto; el ansia enfermiza de verdad, aprehender lo inaprehensible, conocer lo incognoscible. Sólo cabe interpretar la realidad en el juego artístico.

La estética ha sustituido a la ética y se ha fusionado con la filosofía.

Vocea Kant “La metafísica es imposible como Ciencia” y piensan sus discípulos románticos “al menos es bella prosa”. Los filósofos del lenguaje (Wittgenstein, Foucault o el propio N) auguran la muerte de la filosofía al tomar conciencia lingüística (Al percatarse de que es literatura); quizá ha muerto la necesidad de establecer un sistema reglado excluyente, pero no se ha apaciguado el ansia de filosofar ni el sentimiento de trascendencia. Esa volición instintiva connatural al hombre se halla aún en la religión, en los mitos, en el arte, en la publicidad...

La filosofía sufre actualmente dos grandes crisis; la quiebra de la verdad (O imposibilidad del logos) y su toma de conciencia lingüística. Ya hemos tratado el primer problema; al ser la Razón personal sólo cabe un relativismo perspectivo y esto en la praxis es terrible; dificulta el acuerdo ético universal. Dejando ese espinoso asunto la filosofía se cuestiona su propia supervivencia. Un tema del que se han escrito ríos de tinta desde que Aristóteles definió la filosofía como un circulo de perfecta inutilidad. Foucault se percata de la imposibilidad de desprenderse de la gramática formal en toda aprehensión ontológica Si todo filosofo “literaturiza” su texto y los vocablos son históricos no hallas diferencia con un texto literario. Ya  Nietzsche criticó todo el sistema de filosofar clásico y nos dejó ambiguo su sustitutivo, ¿Por qué? Porque (Como él escribió) el lenguaje engaña, malinterpreta y lo peor; manipula. Los escépticos sofistas veían en el lenguaje mera retórica, creían en el poder de las palabras, del dialogo, de la dialéctica; Quien dominaba el arte de la oratoria, dominaba su realidad.

En el contexto actual el lenguaje sigue siendo eufemistico (Basta leer las páginas económicas) El lenguaje es un formalismo y su peor enemigo, señaló Foucault; la divagación (En el discurso del loco delirio lo traduce por salirse del cerco marcado), quien escapa del estructuralismo formal en que se asienta el sistema. No podemos obviar que es imposible la objetividad (Como la subjetividad pues siempre recibimos estímulos externos) pero al menos vemos detrás de cada palabra su intención.  El mensaje lingüístico tiene 2 partes; Contenido. Continente.

El continente son las palabras (Lo que un escritor llama técnica) y se las lleva el viento, La poesía fónica o un formulario burocrático es el típico continente sin contenido, un texto tras el que no hay tema, significantes.  

La historia de la literatura comparada demuestra que (al margen del desuso de los continentes léxicos) persisten temas y contenidos, los significados. Todo lo escribió ya Shakespeare pero siempre habrá poesía. Las palabras son mera cutícula externa, instrumentos de los conceptos. Hay personas que creen no insultar aunque su voz humille si no dicen un taco. No importan las palabras sino la intencionalidad, el uso del instrumento verbal. La  filosofía discute a veces por si las categorías de Kant eran 7 o 11 o debate términos anacrónicos. Tras mayo del 68 y el destructuralismo  de Derrida se baja al fin del pedestal al lenguaje (Limitación ontológica) Quizá el hombre, condenado por naturaleza a ser novelista de su propia vida debería entregarse al mutismo ante lo que  no puede pronunciarse. El humanismo y la filosofía han postulado sobre la vida y la mitad de ellos no la han vivido, los grandes teóricos del amor han sido los + frustrados platónicos. Se llegó a escribir un tratado sobre “el templado modo de cortarse las uñas”. El hermetismo es nocivo pero a veces vale más el silencio. Sobretodo porque la idea pasa a ser creencia de rebaño.

En esta línea de la crisis lingüística, Russel pregunta ¿Cómo ha de ser un lenguaje para considerarse filosófico? ¿El hermetismo de términos especializados es su diferenciación? En el siglo XXI vuelve a ser cuestionada la filosofía, no por este alumno compilador de opiniones, sino por toda la sociedad útilista, que la única diferencia que encuentra entre filosofía y literatura es que esta no se vende. La filosofía no se vende en un sentido simbólico, y literal. ¿Aceptará el logos que es mito y  la filosofía que es literatura, y además de la que no se vende? 

Esta es la realidad actual; El instinto novelista prevalece sobre el del erudito, el filosofo o científico (Con la Razón apenas conocemos nada del universo, con la moral kantiana apenas podemos vivir) Por eso tampoco los proyectos de experimentación encuentran acogida en esta sociedad fetiche que sólo vive por y para el arte; iconos pops, ídolos masivos, cultura de mass media ahogando su necesidad metafísica en nuevos mitos. Mitos, como esa idea de Supervivientes y Robinsons, que beben de la herencia humanista.  No podemos diferenciar ya una cultura de elite o superhombres de la subcultura masiva, ni condenar a la filosofía a ser leída por cuatro catedráticos: La filosofía debe salir a la calle aunque se mancille, sólo así se mantendrá viva ya que ningún mecenazgo la va a mantener. Convénzase de su utilidad, y de su poder manipulativo, como han hecho esos publicistas que palian toda necesidad emocional, trascendental... con un nuevo detergente o móvil. Los contenidos no varían pero si su intención.

“La palabra es ese poderoso tirano capaz de ejercer las obras más divinas con su cuerpo invisible; apaciguar el miedo, eliminar el dolor, producir alegría..”. la cita es del sofista Gorgias, a la que añadiría “Y crear + necesidades materiales q satisfacen con sus productos...” El lenguaje no destruye ni construye, sino quien la usa. ¿Como podría matar una pistola y no el pistolero? De esta filosofía en ciernes se sirven las campañas publicitarias para quien el hombre ya no es hombre, sino sólo mercado. Al ver un anuncio damos al objeto la calidad de una idea y al hombre la calidad de un objeto. Concluyo mi estúpida tesis; si es obvio que la filosofía como sistema se extingue, no así el sentimiento del que nace; la imaginación. La cual es patrimonio del Arte y según observamos últimamente de los menos loables intereses mercantiles.

 

 

 

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