miércoles, 31 de agosto de 2016

EL EXISTENCIALISMO

Frente a las éticas de la ley, que nos proponen unas leyes, una serie de pensadores nos proponen las éticas de la autorrealización. No somos miembros de una especie, sino que somos seres individuales. El ser humano es un ser único. Les caracteriza su interioridad subjetiva, y por ello somos diferentes a los demás. Debemos descubrir esas leyes, y acatarlas si queremos. El ser humano es inacabado, somos un proyecto individual. Estamos llamados a realizarnos. El sentido de nuestra existencia es la auto-realización. Un proyecto humano y humanizador, ¿Qué tenemos que hacer para realizarnos? 
Somos personas como proyecto, y tenemos que realizarnos. Tenemos libertad
Todo lo que promueve y nace de la libertad es bueno. El ser humano no puede contentarse con vivir una existencia agradable y placentera, no somos seres anónimos cuyo único ideal es vivir bien, a gusto. No somos seres cuya única finalidad sea vivir bien y procrear: eso son los animales. El ser humano es radicalmente diferente. Somos seres libres, y nada llegará a satisfacer nuestro espíritu. Pero para ellos, no somos totalmente libres, sino que somos un proyecto de libertad. Nuestro proyecto es la liberación. El comportamiento humano correcto y consecuente con lo que somos, la ética, sólo puede fundarse en la libertad. Si el ser humano no puede decidir, ni existe ni puede existir una ética. Todo lo que promueve la libertad es bueno. Todo lo que promueve la esclavitud del ser humano es malo. Dos grandes autores:
-Soren Kierkegaard, danés. No fue escuchado. 1813-1855. Obras: “Tratado de la desesperación”, “La alternativa”. -Jean Paul Sartre. Nació, vivió y murió en París. 1905-1980. Nos proponen. Primer gran principio de la existencia: el ser humano no es un objeto, sino un sujeto. Somos individuos, no cosas. Somos alguien, no algo. Significa: poseer una interioridad subjetiva (singularidad, excepcionalidad).Somos seres solitarios, no gregarios. Si queremos construir nuestro proyecto de libertad tenemos que asumir que somos solitarios. Al ser seres únicos y diferentes, no debemos hacer lo que hacen los demás. Ser un sujeto supone ser un proyecto de existencia. “No somos, existimos”. El ser es auto creador de si mismo. Seremos lo que hayamos decidido ser. Seremos al principio, no al final. Al ser humano le caracteriza la tensión, la pasión, ...Somos finalidad en nosotros mismos. 
Los existencialistas hablan de la subjetividad. No somos animales ni cosas: somos sujetos, únicos e irrepetibles. También hablan de libertad. La característica esencial del ser humano como sujetos es la libertad, porque ella hace de nosotros seres únicos y creadores de nosotros mismos. El ser humano es un proyecto de libertad. La libertad es el bien supremo, no la felicidad. Aunque la libertad suponga angustia, soledad, desesperación. Preferimos renunciar a la libertad por algo de placer, por ello la felicidad es una división de la libertad. Es mucho más cómodo que ser objeto que sujeto. La libertad es:
1-Aspecto negativo: la libertad humana se manifiesta como la capacidad de negación, rechazo de todo aquello que intentan imponernos. Nos afirmamos a nosotros mismos diciendo “no”. En este aspecto, este “no” se dirige a tres aspectos fundamentales de nuestra existencia: al mundo que nos rodea, a la sociedad que nos rodea, y de mi mismo, de lo que soy en la actualidad.
2-Aspecto positivo: La libertad es esfuerzo, lucha, conquista: nadie es libre sin luchar, sin esfuerzo, sin haber conquistado su libertad. La libertad humana se presenta como negación. La libertad es el dinamismo, que es la capacidad de crearse a si mismo que tiene el ser humano. El dinamismo es el creador de nosotros mismos. Eso nos empuja hacia un absoluto de la existencia. Sartre, cree que Dios no puede existir, porque si existiese no seríamos libres (seríamos objetos de Dios, no sujetos). Por eso afirman que el dinamismo de la libertad nos empuja hacia el vacío, nuestra propia destrucción. Por eso se afirma que la existencia es absurda, somos pasión inútil, fracaso existencial.
Para los positivistas el ser humano es un objeto de estudio. La subjetividad: somos sujetos y no objetos.
Somos responsables de nosotros  mismos, somos lo que hemos hecho de nosotros mismos. Frente a nuestro futuro estamos solos. Por eso, los existencialistas rechazan que los demás intervengan en la elaboración de nuestro proyecto de existencia. Por eso, la tentación de ser humano es la dimisión. Miedo a la soledad, miedo a la libertad, miedo a realizarnos nosotros mismos. Tenemos miedo a nuestro propio fracaso, tenemos miedo a actuar desde la libertad y para la libertad. No existen normas de comportamiento para todos, cada uno debemos inventar nuestras propias normas. Se sabe que nuestra existencia inútil, pero pese a ello hay que asumirse como verdad.
La realidad del otro. Somos seres solitarios. No tenemos una naturaleza común, somos seres individuales. Tenemos que crearnos. Hay algo que nos une a los demás, una condición: el hecho de vivir juntos, de soportarnos, de vivir junto a otras libertades. Para ello: -respeto mutuo (todo sujeto humano debe ser aceptado como ser libre, para que me respeten como proyecto de libertad, yo también he de respetar los demás) –solidaridad con las otras libertades (el ejercicio de mi libertad depende en parte de la libertad de los demás, sólo accederemos a la libertad en una sociedad plenamente libre) –responsabilidad universal (el triunfo de la libertad depende del compromiso de cada sujeto con su propia libertad, se debe tratar de promover la libertad en todos los seres humanos, en todo el mundo).
ÉTICA EN SITUACIÓN, ÉTICA DE SITUACIÓN
Los existencialistas nos proponen dos tipos de ética: unos mas radicales nos proponen una ética de situación; otros mas sociales, una ética en situación.
1-De situación: no podemos imitar a nada ni nadie. Estamos solos ante el futuro. El individuo humano debe inventar sus propios valores, sus normas de comportamiento. Lo que importa no es lo que hagamos, sino como lo hagamos: que nuestra acción promueva la libertad.
2-En situación: Proponen valores: solidaridad, respeto, responsabilidad. Se proponen esos valores para que cada uno los viva libremente desde su libertad. Nos proponen dos máximas de acción: “actúa de manera que la libertad pueda crecer en ti y en los demás”, “rechaza siempre vivir como un objeto”.
Por miedo a soledad y libertad (responsabilidad consecuente electiva y social) nos objetivamos hacemos objetos renunciamos a ser sujetos.
No hay leyes naturales/ racionales impuestas, hemos de inventarlas.
“sólo un valor se impone a todos; la desesperación vital, la angustia, la nausea, el sufrimiento, la lucha por la vida, desasosiego” se asume el fracaso y se sigue luchando aun sabiendo que nuestra existencia se aboca en la nada.
 Subjetividad, soldad, libertad, responsabilidad
La otroidad, infierno de los Otros, condicionamiento pero no determinismo social,. Voluntad y libertad frente a destino y determinismo. No hay Naturaleza humana común sino condición humana común por la que coexistimos
Respeto mutuo a los sujetos dignos.” para que te respeten respeta
Rechazo a opresión represión manipulación. Solidaridad universal lucha x la libertad colectiva.   RESISTENCIA
 Responsabilidad o concienciación social. Compromiso social. Mi libertad acaba donde empieza la tuya.
Ética de situación. Estamos, pues, solos ante el futuro, proyecto de futurición, de hacernos hombres, hemos de inventarnos. No importa lo que hagamos sino como lo hacemos. No importa el medio sino el fin. (El fin justifica los medios)
 Ética en situación. Valores/comportamientos comunes (compromiso solidario y respeto) que hay que contextualizar en nuestra vida
  actúa en todo momento de tal manera que la libertad pueda crecer en ti y en los demás (si quieres algo déjalo libre)
  rechaza vivir como objeto (antes muerto que de rodillas) o usar a los demás como objetos.
La existencia precede a la esencia. El hombre nace casi animal y ha de hacerse hombre, es un proyecto de persona, una esperanza de llegar a ser el que eres (Nietzsche) y de ser más y mejor en el porvenir, en ese “mañana, en la nueva aurora” con el  que Nietzsche vaticinó la postmodernidad . El hombre es lo que él se hace, el personaje que se monta, la existencia que se labra ya que no hay Dios que nos haga, nos hacemos nosotros a nuestra viva imagen y semejanza, somos dioses de nosotros mismos y para nosotros mismos.
Claro que ser Dios implica mucha responsabilidad, ser Dios es la metáfora de ser los creadores de nosotros mismos (que nadie se tome literal el símbolo de Nietzsche) nosotros somos demiurgos o dioses artistas- creadores y esculpimos nuestra mayor obra de arte a nosotros mismos; ecce homo, eh aquí lo que soy, lo que he hecho con mi vida (como dijo Nietzsche imitando a Jesús)
Sartre reafirma el Yo frente al mundo, el poder del sujeto y su voluntad frente a su realidad, su sociedad y sus circunstancias espaciotemporales. Es el padre de los libros de autoayuda podríamos casi decir y en cierta forma del personalismo, el que nos exhortaba a la “imaginación al poder”, a imaginarnos por nosotros mismos la clase de existencia que queramos llevar, es un invitador a soñar el proyecto de futurición (del que Ortega también hablaba, esos sueños que María Zambrano convirtió en sistema filosófico) Sartre es uno de los mejores hombres que dio la II guerra mundial, el padre de Mayo 68, el líder durante buena parte del siglo XX de la Resistence Francesa, un hombre congruente y coherente con sus ideas (lo que más se echa de menos en muchos filósofos o hombres de letras; correspondencia entre sus palabras y hechos, o razón y voluntad o entre su teoría y su praxis). Este hombre feo acometió el proyecto humano de la dignidad, luchando tras las barricadas de la comuna de París o ayudando a los países más desfavorecidos. Y su influencia todavía se nota en los escritores y pensadores de todo el mundo.
Uno de los primeros que acuña el termino “existencialismo” es Nietzsche: En sus escritos constantemente nos exhorta a aprovechar la vida tanto en su parte placentera- epicúrea como en su estoico dolor. Ya había dicho Víctor Hugo que los animales viven pero nosotros existimos. Este romántico se estaba adelantando a lo que después daría la vuelta de tuerca a toda la filosofía. El existencialismo consiste en percatarse, darse cuenta, de que existimos en un aquí y un ahora concreto y como tal hay que ser y estar en la vida, personarse, que diría el otro. (Gasset)
El existencialismo es una ética de la libertad, más que de la felicidad. Los animales sólo se preocupan de tener bien- estar, de vivir cómodos y apacibles. Se puede ser feliz en tu jaula dorada, como decía Max Weber, en tu pecera acristalada o torre de marfil, pero serás como pájaro al que le han cortado las alas y castrado su naturaleza (se la han reprimido en el sentido freudiano). Los hombres son libres, libertad inherente al ser humano que sin embargo paradójicamente hemos conquistado históricamente (la historia, para el existencialista, se entiende de forma “pogre”sista como camino a la liberación final) porque esta libertad no es de hecho, no es una realidad, sino un derecho.
Lo primero de lo que toma constancia el existencialista es de su Yo irrepetible, y de que su realidad será pues subjetiva, un prisma, una opinión o doxa (no hay sacras Verdades objetivas como la de los sistemas y cosmologías filosóficas)
Lo segundo de lo que se da cuenta es de los dos impulsos contradictorios que dentro de él, del Ello, se baten; una inmensa sensación de soledad o separatividad del grupo (el caminante y su sombra de Nietzche, esos cuadros románticos del caminante misántropo, los grandes anacoretas de la filosofía) y un instinto gregario que lo llama a la sociedad.
En soledad existe, toma nota y constancia de su individualidad y existencia personal, en la sociedad coexiste, nunca es él realmente, en su esencia, sino sólo una apariencia, una mascara o rol o prototipo prejuicio con el que los demás le juzgan. (persona etimológicamente viene de mascara) Por ello en el mundo  interior esta lo esencial de la persona (misma tesis que los románticos o los imaginistas del Mayo del 68) y el mundo exterior es un teatro de roles (en inglés rol es interpretación, Schopenhauer en “el mundo como representación” nos dice lo que intuyeron Shakespeare o Calderón de la Barca; la vida es sueño, la vida es puro teatro, una farsa social, hipocresía, somos histriones y clowns y arlequines y Pierrots en una sociedad del espectáculo)
Lo tercero de lo que se percata es de que debe conciliarse el hombre con su sociedad, para Sartre es el Infierno de los Otros (la hipocresía burguesa, ese teatro de lo divino y de lo humano. El teatro divino lo retrata Dante y el humano – la comedia humana- Balzac)
No somos libres por nacimiento, nos hacemos. Y un hombre sólo no puede nada pero ya es un principio. Si todos los hombres intentan por sí mismos ser libres su sociedad se liberalizará.
La libertad es un proyecto comunitario que entraña una responsabilidad social que no podemos eludir, una concienciación social (tomar conciencia no de clase social sino de condición humana, de que coexistimos, compartimos existencia y dignidad)
La libertad es por tanto una elección doble, ¿queremos realmente o no queremos ser libres? (lo del miedo a la libertad es otro tema que ya Fromm estudia, el mismo Kant se daba cuenta de que existe una mass media, reses de ovejas gregarias balando su canto gregoriano y llevados por el pastor cristiano o el gatekeeper de la TV a su redil)
Una vez que hemos elegido ser libres, nos damos cuenta de que la libertad precisamente es eso; elegir constantemente, con mucha responsabilidad, pues a lo hecho, pecho, lo que hacemos nos condiciona el futuro, y por otra parte lo que hacemos interviene en el ciclo vital de las demás personas. (no hay que ser un infierno para los Otros tampoco, en plan jugando a enfant terrible o chico malo- bad boy- que es lo que hace el inmoral llevando la contraria a la autoridad, otra forma de hacer lo que la autoridad quiere en una especie de “sicología invertida”)
 La libertad es una condena, tal y como la entiende Sartre, la condena a hacerse, a inventarse cada día, ser ético y no patético (no anegarse en el determinismo y fatalismo circunstancial) y esta libertad extrema nos llevaría al misticismo, a querer salirnos de nosotros mismos incluso, a querer liberar el alma de la cárcel corpórea (y por eso el suicidio será la culminación, el paroxismo, del romántico o del existencialista)
La literatura, desde la Gran Guerra hasta nuestros días, ha tenido una influencia constante del existencialismo. En busca del tiempo perdido de Proust, el hombre sin atributos de Mussil, el ser y la nada de Heidegger, la tierra baldía de Eliot, la condición humana de Malraux, Nada de Carmen Laforet, el libro del desasosiego de Pessoa, el extranjero de Camus, la nausea de Sartre, el sentimiento trágico de la vida de Unamuno, la angustia de vivir...
Son libros escalofriantes, sólo el título ya asusta: la nada, el vacío, el pesimismo de vivir, la desolación, la melancolía, una razón cansada y exhausta, unos hombres agotados de vivir, de luchar por la vida, de luchar en la guerra, de ver muerte, miseria... Algo gordo tuvo que pasar en la sociedad europea (las 2 guerras mundiales y toda la sangre derramada en el siglo XX) para llegar al colmo del existencialismo que es el nihilismo (no hay nada en el mundo sin- sentido, somos seres para el No Ser, condenados a la muerte) y el suicidio, y no hay más que ver las tasas actuales de kamikazees o soldados (para Kierkegaard, padre de este modo de vivir, el más pleno acto de voluntad consciente y la mejor forma de imitar en todo a Dios es quitarnos lo que nadie nos ha dado)
El existencialismo puede desembocar en nihilismo. Ese es el peligro.
Nietzsche ya definió dos claras clases de existencialismos: el positivo y el negativo.
El existencialismo positivo es aceptar el absurdo, esta vida es así de absurda y vivir riéndonos de ese absurdo y vacío, nadar en esa Nada, con la risa del niño inocente que no tiene culpa de nada, inconsciente (esto lo hizo el teatro del absurdo, los fauvistas, dadaístas y todas las vanguardias artísticas)
El existencialismo negativo nos lleva a la angustia vital, a la amargura de Kierkegaard, a la Noluntad (cerrazón en nuestra voluntad que niega esta vida) de no querer morirnos como le pasaba a Unamuno (Dios es un loco creyéndose Unamuno, llegó a decir. Se negaba patéticamente- en el sentido romántico del término, pathos- a morirse)
El existencialismo es un humanismo, dice en uno de sus libros Sartre, por no decir El Humanismo, porque la característica del hombre es que no vive: existe, ya que toma conciencia de su vida y puede filosofar sobre su vida (amén de vivirla), y esto lo han hecho todos los hombres desde que Adán sustituyo a la Nada. Aunque vivir es propiamente no filosofar y filosofar es propiamente no vivir (que dijo FITSE) todos somos filósofos y biofilos, amamos la vida y amamos cuestionárnosla. Y en este juego verbal de Adán- Nada esta contenido todo el resumen del existencialismo; Adán es y esta – o nada-. en la Nada. Contradiciendo a Aristóteles, en la postmodernidad vemos como el Ser y el No Ser sí pueden ser a la vez, entendiendo por Ser la vida, por No Ser la muerte y por intermedio entre ambos: el hombre. 

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