EL
HOMBRE NO EXISTE, ES UNA INVENCIÓN DE LOS HUMANISTAS. El hombre ha muerto y
vete a saber quien se lo ha cargado. Según la anti- globalización ha sido el
sistema alienante, que lo ha convertido en una cifra, en un numero de DNI y un
uniforme, en un ejecutivo unidimensional con graves neurosis (no distinción
entre fantasía y realidad, quijotismo, bobarysmo) y psicosis (ausencia
“paterna”, falta de disciplina y de legitimidad de autoridad) y problemas de
desfragmentación de personalidad (ósea en un esquizofrénico).
No
puede conocerse el hombre, esta dentro del noúmeno. El humanismo (sicología,
filosofía, sociología...) estudia al hombre desde el hombre, es decir que jamás
serán objetivas mientras un sub-jeto sea quien juzgue. El hombre muta de
pensamiento, cambia de sentimientos, se enajena grupal y gregariamente, no
tiene estabilidad emocional, es un ser tan dinámico que se escapa a todo
análisis. El hombre social ha renunciado a su esencia individual y
personalidad, histérico por ser normal (lo que –según las estadísticas- más
teme el hombre postmoderno es a acabar loco, lo teme más que a la muerte.) Toda
vida sin conciencia es una muerte en vida, según nuestra actual mentalidad. (lo
malo de morirnos es perder la conciencia)
Una
de las enfermedades que más se temen es al parkinson, la degeneración paulatina
de nuestra exhausta razón. Todo esto prueba que el hombre postmoderno aún se
resiste a dejarse llevar sólo por la imaginación- fantasía y se sigue aferrando
a esquemas reales- racionales en el sentido más hegeliano. El hombre esta internamente
roto, en pedacitos, más débil que nunca, más objetivo y mimético que en ninguna
época, homogéneo, imitador de mascaras, Narciso preso en su lago de halagos y
compadecimientos ensimismados. Su opinión es irenista. Su moral relativista. Su
ropa: de marca y hecha por niños en África. Narciso cuanto más se mira al
espejo menos se gusta a si mismo, pero sigue mirándose, así de absurdo es este
eterno Don Juan de sí mismo. La labor de los críticos negativos y destructivos
(filósofos y escritores) siempre ha sido revelar lo peor de los hombres,
retratar sus contradicciones y su mundo de apariencias. El poeta y los éticos,
por el contrario, idealizan al hombre, sacan lo mejor y bello de él, sacan su
esencia. Rinden culto al hombre ideal, a la Belleza (aún en lo feo pues el
canon es relativo) Es la diferencia entre lo que el hombre “es” (de las
descripciones literarias y los análisis filosóficos, científicos,
sicológicos...) y lo que “debería ser” (de estéticos y éticos, porque Dios es
un problema estético en el fondo, Dios es sólo una metáfora)
La
mascara del hombre se ha roto en mil pedazos y un hombre va gritando por las
calles; el hombre ha muerto. Todos dicen que vaya chorradas que dice pues se
notan vivos, pero este loco se refiere al hombre símbolo, mito, el hombre como
sujeto de conocimiento.
Desistamos
de sicoanalizarnos y auto conocernos; el hombre ha muerto, en realidad nunca ha
existido, nosotros le hemos creado para explicarnos el mayor de los misterios;
nosotros mismos.
Y
este texto sólo afirma la imposibilidad del mismo texto. No es que sea
retórico, es que todo el humanismo es una enorme retórica sin sentido y
absurda, ¿y qué?, ya sabemos que jamás nos conoceremos pero nos gusta
intentarlo.
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