Hoy
me he levantado de la cama y me he dicho; ¿Cual es la Weltanschauung, el paradigma de pensamiento, el edificio o estructura
mental, la cosmovisión o visión del
mundo vigente hoy? O dicho de otra
forma ¿cómo ven el mundo mis coetáneos? ¿con que gafas intelectuales? ¿en que
modelo “científico” siguen creyendo a pies puntillas? ¿Qué método nos sigue
interpretando la realidad? Y me he dicho que la ciencia, la filosofía y hasta
el arte aún van de realistas y positivistas. ¿Cual es el espíritu de mi época, su
tormenta de ideas, su bajura de los tiempos? La palabra Globalización ha venido
a mi cabeza. Pero esa palabra se enlaza a otra; neo- capitalismo. Y esta se
apoya a su vez en otras dos; utilitarismo tecnocratico y positivismo
científico. El positivo antepone la
Razón al Corazón. El positivo cree en la Razón y no en la Imaginación. El
positivo tiene cara indolente, nunca le pasa nada, ni bueno ni malo. Siempre
positivo, nunca negativo. El positivo cree sólo en los hechos y fenómenos
probados, tasados y estadísticos, y no en los noúmenos ni en Dios (ni en ningún
otro misterio). Cree en lo inmanente y no en lo trascendente. Cree en lo fácil
y no en lo difícil. Cree en el futuro y el progreso y no en mirar hacía atrás
al pasado. Cree en lo y el objetivo y no en lo subjetivo. Cree en la
colectividad y no en la persona individual. Cree en la técnica y el trabajo y
no en la inspiración. Cree en una cosa que llaman “realidad” u “objeto” y no en
la persona o en el sujeto que es demasiado subjetivo, humano, demasiado humano.
Creen en lo cuantitativo, lo medible y no en lo cualitativo. Creen en lo
práctico y pragmático y no en lo teórico abstracto. Cree en el instante y no en
el presente. Creen en la racionalidad y no en lo que ellos tildan de fantasías.
Así mismo se llaman positivistas lógicos.
Han coronado a la
Diosa Razón. (que sólo es un nombre, Razón de Estado, con el que se cometen
crímenes, se censuran novelas o se reprime el individuo) Alguien que
como Bentham intenta medir la tasa de felicidad y sopesarla en un calculo
sentimental o balance emocional donde la variantes sean el dolor y el placer
para mí constituye un ejemplo de este inglés regio, de moral protestante regia,
con espíritu de capitalismo, visión mercantilista y economicista, cerrado de
mente, tacaño, con su falsa caridad cristiana, espíritu comercial como el judío
de Venecia en Shakespeare, un huraño avaro, un hombre carente de imaginación y
sentimientos, de ganas de inventarse una moral (para él la ética sólo son
deberes, imperativos, obligaciones, casi diríamos obligaciones económicas,
dividendos) Identifica el Bien con el bien material, con los bienes, que son
los que al individuo dan “los pequeños placeres de esta vida”. Benthan o Mill
apostaban por esta sociedad actual del bien- estar material y físico e
inmanente y el malestar cultural, psíquico permanente. Este hombre con mentalidad pequeño burguesa
que pasaba de lo “metafísico”, y que se basa en la escuela escocesa del
“sentido común”; y en el realismo directo, y en Adam Smith y los capitalistas.
A este hombre, insisto, se le ha llamado filosofo y no es sino un comerciante-
cura metido a moralista y encima lo peor de todo un racionalista con
sensiblería en vez de sentimientos. Es el responsable de nuestra actual ética
de mínimos y de la felicidad personal sedándonos del dolor de los demás, y sin
ninguna solidaridad, en nuestro pequeño mundo y subsistema vital.
Por culpa de este hombre y de Comte tenemos lo que tenemos.
Menos mal que hubo hombres como Sartre, conciencia viva del siglo XX, para
arreglar un poco este asunto de la moral que desde luego bajo ningún concepto
puede reducirse sólo a una ética de la felicidad personal o bien- estar
colectivo. Hay otra palabrita que le falta en su sistema a Bentham o a Comte y
es LIBERTAD. Y sin ella esta sociedad va camino de convertirse en esa anti-
utopía del MUNDO FELIZ. Porque siempre se es feliz contra la infidelidad de
muchas personas. Y además los esclavos también son felices, los que no tienen
conciencia (por ejemplo de clase social o de sexualidad). Así claro que es muy
fácil ser felices, al precio de matar la conciencia, pero un poco de humanidad,
de sentimientos, ya que no se les puede pedir coherencia a los que así mismo se
llaman ya racionales.
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