Un primer paso para el existencialismo, para percatarse de nuestra existencia personal (enfrentada siempre a la sociedad) e intentar mejorarla. Enfrentada siempre socialmente pues el mismo Kant distinguía una razón para uso privado y una moral colectiva, ya que el condicionamiento social es innegable, aunque no debemos anegarnos en ese determinismo o fatalismo de la colectividad. ¿qué es existir? De lo que más tenemos certeza es de nuestra propia existencia, pero esa existencia no es nunca estática sino dinámica, heraclitana, cambiante, mutable (el hombre puede cambiar, mejorar, empeorar) Todo “estado de animo” presupone ya el cambio. Los estados físicos también son variables. Las células del cuerpo se regeneran y nunca somos del todo nosotros mismos, somos más apariencia que esencia.
El ser humano es existencia y no es esencia. El ser
humano existe pero no es, aunque su esfuerzo en esta tierra sea el de ser, y no
sólo existir. La vida, la existencia, precede siempre a las esencias platónicas
que concebían al hombre como un absoluto. En esto Bergson se muestra
existencialista siguiendo a Nietzshce, a Shopenhauer y demás.
Dentro de esas apariencias humanas, esta la apariencia de
esencia que es otro tipo de apariencia. El hombre necesita “ser él mismo” y por
eso se inventa el constructo psicológico del Yo que en realidad no existe. (no
somos más que animales irracionales, inconscientes, movidos por impulsos e
instintos vitales, por fuerzas naturales y geniales...) Eliminamos del Yo el
tiempo real y el espacio concreto, ¿qué nos queda?
Un yo concebido como absoluto para así poder estudiarlo y
analizarlo sicológicamente. Pero ese Yo estático no es el real, porque siempre
varía el yo, los estados físicos y anímicos... el Yo sería de esa forma una
simple abstracción que el hombre necesita hacer para poder concebirse no sólo
existiendo sino siendo.
Pero sí que existe la progresión en el hombre (y por
tanto Bersgon cree también en el progreso social y la evolución humana).
Precisamente porque el hombre es un ser dinámico y variable que nunca se baña
en el mismo río, el hombre progresa respecto a su pasado hacía su futuro. Claro
que el que progrese no quiere decir que sea a mejor, pues todo cambio o
metamorfosis puede ser para mal o para bien., según juzguemos el cambio
operado. El pasado se conserva en nosotros automáticamente. La memoria no
es siquiera una facultad humana como viera Aristóteles, sino que nosotros
mismos estamos hechos de pasados; el pasado nos condiciona presente y futuro,
pesa sobre nosotros. De hecho, ¿qué es nuestro carácter sino lo que
vamos adquiriendo a través del tiempo pasado hasta el momento presente?
(cosa bien distinta es el temperamento natural con el que nacemos) El
pasado sobrevive dentro de nosotros en forma de tendencias y nos condiciona – y
en casos patológicos- determina las acciones volitivas del presente. Nuestra
personalidad, por tanto, cambia sin cesar. Cada día. Cada día nos matamos a la
noche y renacemos en el día viendo el día como una vida nueva (poeta romano)
Desarrollarse, cambiar... eso es lo que el hombre occidental entiende por
madurar. Pero está claro que todo cambio pudiera ser a peor (de niños éramos más
libres y felices que ahora, de adultos) Para todo existente (consciente de su
existencia) existir consiste en cambiar, en moverse, en evolucionar, en crear,
en madurar y desarrollarse. (igual que lo hace el cuerpo físico, lo hace
nuestra parte anímica o síquica)
Sin embargo tomemos un objeto material. Un autómata, un
cacharro. Lo que es eso es lo que era y lo que era eso lo que es ahora. Es un
cuerpo tipo, inmóvil, no varía, plano. Lo mismo un animal, aunque evolucione su
cuerpo no evolucionan sus instintos, deseos, apetitos... por eso el hombre es
el único ser existente, además de viviente; primero por la auto- conciencia
(por percatarse, catarse de su propia existencia. Pienso; existo) y segundo
porque varía, cambia, evoluciona y muere no sólo físicamente sino también
espiritualmente. Uno existe porque cambia y existe en el cambio.
Los cuerpos inanimados que permanecen estáticos sólo viven,
no existen. Yacen aletargados, dormidos, inconscientes, pero no sueñan
despiertos.-
El objeto, el mundo es estático, determinado. No varia- la
vida o la muerte no varían: varían los
vivos y sujetos. Creemos que hay una sucesión por ejemplo entre
1) coger
la cucharilla
2) usar
la cucharilla para echar azúcar en la taza de café 3) posar la cucharilla en su sucesión inicial.
Pero ese movimiento que percibimos de los objetos del mundo es ficticio, es la percepción sensorial la que nos lleva a creerlo en movimiento. En realidad los objetos siempre están quietos; los mueven los sujetos. Si el hombre no quisiera cambiar el mundo, el mundo permanecería siempre quieto, pero el hombre siempre intenta cambiar o manipular ese objeto que él llama Mundo. (para bien o para mal, insisto)
La división de la materia en cuerpos aislados es cosa de nuestra conciencia, no de que esos cuerpos estén aislados por naturaleza. (percibimos como sustancias diferentes la taza y la cucharilla siendo ambas la misma materia)
Lo único que la naturaleza organiza por si misma es la vida, la conservación de toda la materia, de todos sus cuerpos (vegetales, animales, humanos...el instinto de auto conservación de la naturaleza)
Pero no se puede razonar sobre el sujeto en los términos que se razona sobre los objetos. (cosa que el positivismo, con los métodos empíricos de las ciencias naturales, se estaba permitiendo) El Universo de objetos esta construido o reconstruido – si creemos en las reminiscencias platónicas- por el hombre. Estos referentes tomados por realidad no existen más que como abstracciones de nuestras mente para comprenderlos.
El mecanicismo fatalista científico quisiera abolir el tiempo de toda concepción de la materia pero Bergson recuerda que siempre que se da materia se da en un espacio y tiempo concretos. Y el hombre no es excepción a esta regla natural. Por ello el hombre no puede ser concebido más que en un tiempo y espacio concretos, y no en absolutos abstractos. Hay que tener en cuenta que el hombre envejece, madura, se trasforma, cambia, varia, nunca se esta quieto (más que cuando lo aislamos para estudiarlo) No así la naturaleza o los objetos que muchos pueden ser estáticos.
Por ello Bergson apuesta por su teoría del trasformismo. La materia no se destruye ni construye; se trasforma. El ser humano sufre en vida toda una serie de trasformaciones físicas (como las que se dan en la pubertad) y síquicas (como la de la menopausia o crisis de la treintena) por ello en todo humanismo hay que concebir al hombre en movimiento, en velocidad, moviéndose, pero siempre sujeto a un tiempo y espacio del que no puede salirse. La vida y la conciencia a cada instante crean algo, sea pensamiento, sentimiento, obra de arte, lo que sea. Al ser las personas dinámicas y estar en acción son por tanto creadoras de su carácter o creativas del futuro, pero siempre herederas de una tradición, un pasado y una herencia (en el temperamento)
Bergson concibe al hombre como materia cambiante y creadora (de cosas no materiales, de ideas, pensamientos...) y para llevar a cabo estas afirmaciones ejemplifica con descubrimientos de físico- químicos que a mí se me escapan y de cómo “la novedad moderna en las matemáticas ha sido la introducción del concepto de movimiento”.
Critica tanto al finalismo como al mecanicismo radical.
Los mecanicistas, finalistas y positivistas conciben el
pasado y futuro sólo en función del presente, creyendo que el presente es un
presente dado, regalado. Que en el presente confluye lo mejor, el presente es
el cenit del progreso del pasado, ósea que esta persona actualmente, por el
mero hecho de vivir este presente, es mejor que antes y peor que mañana, e
igual su sociedad. Intentan hallar los físicos “una formula matemática única de ecuaciones de las que se deduce la posición, dirección y finalidad y velocidad de cada uno de los átomos del mundo.” Pero hallar tal cálculo es labor sobrehumana, propia de dioses. En la metafísica mecanicista el presente esta subyugado a la eternidad.
El mecanicismo, como el finalismo, lleva demasiado lejos conceptos de nuestra inteligencia. La acción es una necesidad y la especulación un lujo
Las ciencias y letras son complementarias. La pura especulación o el arte desinteresado es un lujo. Antes que artistas somos artífices. No pensamos el tiempo pero lo vivimos, y además nuestra vida – en esto tiene razón el mecanicismo- se hace de repeticiones, en un eterno retorno. Por prepotencia creemos nacer con una razón y que en ella están ya todos los mecanismos para conocer la verdad, el mismo platón creía que nuestras ideas eran ecos de objetos que recordábamos y que existían en el mundo de las ideas. Creemos a una parte representación del todo. tomamos la parte con el todo. la vida son muchas facetas y nosotros cogemos una y creemos que esa explica todo, que no es complementaria a las demás.
En vano hay que asignar a la vida un fin, en el sentido humano de la palabra porque hacerlo supondría creer que el futuro esta dado en el presente (destino, el planning, el sino...) significa creer en la vida inmóvil y estática. Importa el camino y no la posada.
La concepción clásica de la finalidad postula demasiado y
muy poco, es deficiente y exuberante. Demasiado ambigua. Búsqueda de un
criterio. La vida parte, en sus orígenes, de un impulso, una chispa
creadora. Bergson parte de la teoría darvinista que formula que el hombre
viene del mono y que e la ley de la selva, en la de la naturaleza, se da una
selección natural de las especies. Sigue todas las teorías evolucionistas, la
de spencer y lamarc, con su teoría de las transformaciones y variaciones.
Sabemos que nuestro temperamento viene determinado por nuestra genética y las
variaciones en ella, y que la especie va desarrollándose y transformándose
lentamente ·Darwin dijo que no había transformaciones repentinas más que ene
los monstruos y spots) Cree en la teoría de la variación y trasmisión genética
pues de un padre borracho salen dos hijos borrachos cada uno a su forma. Pero
se niega a aceptar lo aleatorio del surgimiento de la vida pues cree que esa
tendencia al cambio de los genes, de la especie, y de las personas es lo que
nos constituye como seres vivos. Vivo porque me muero. Defiende la existencia
de las ganas de vivir, del impulso vital., hay que superar mecanicismo y
finalismo, pues si vemos el ojo como una
maquina con maquinas dentro...negamos la libertad de futuro y si creemos que
todo obedece a unas causas finales negamos el presente. Los finalistas se
maravillan por ejemplo de tener esta maquina que es el ojo y dirán que es un
don milagrosos, una dadiva de la causa final, mientras que los mecanicistas
creen que se va adquiriendo por pura selección natural y trasmisión de herencia
genética, ósea paulatinamente. El
escritor empieza una novela ilusionado con sus personajes y con hacerles muy
complicados y meter referencias a obras pero al final tiene que ir renunciando
poco a poco y escribiendo más sencillo, y así es la evolución de la vida. La
vida tiene impulso de si misma que va creando y regenerando generaciones nuevas
sobre esta tierra.
Adaptarse al medio y a las circunstancias es lo necesario
para evolucionar. Progresar. Prosperar. Cambiar.
Pero no hay plan o planning o finalismos y teleologías,
porque el error del finalismo es que esperan un gran futuro pero mientras se
acercan a este gran futuro este no parece llegar, hacerse intenso. El filosofo
que hace que todo parte de unas causas de las que se desprenden unos principios
se dará cuenta que en la realidad no se da esto. Hay que partir del
accidente dentro del fenómeno y aceptar que haya elementos incoherentes en la
naturaleza.
Ciencias de la vida
La planta y el animal tienen caracteres biológicos parecidos.
Sabemos que del aire, agua y tierra toma la planta los nutrientes necesarios
para vivir y que por fotosíntesis en nuestras células se reproduce la vida, por
lo que son las plantas las que nos alimentan a los animales. (salvo las plantas
insectívoras)La animalidad es la facultad de usar un mecanismo disparador que convierta en acciones explosivas la mayor cantidad posible de energía potencial acumulada.
Al principio se hace al azar, sin poder dirigir su dirección. La ameba. La célula vegetal se adormece en el trabajo o tarea simplemente de sobrevivir- el glucogenio es la energía potencial. Depende de los nervios excitadores que l posibilitan.
El hombre se halla como dentro de un caparazón que le aísla del exterior o no le separa de la naturaleza y es por eso que se halla en un estado de semisueño.
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