“Quien domina su lenguaje, domina su realidad.”
ESTUDIO SOBRE
LOS ESTUDIOS DEL LENGUAJE
Podríamos remontarnos al sofismo de Gorgías “la palabra es ese poderoso tirano capaz de
ejercer las obras más divinas a pesar de su nimio tamaño...” pero todos
sabemos que sirve para fines menos loables, pues el útil depende del portador.
De todas formas, los sofistas son
los primeros conscientes del lenguaje como prevaricación, y de ello se
aprovechan. Dejemos esa retórica mercantil, fluctuando en el ágora como un
valor económico más y sumerjámonos en los poemas de Honderling. Este “yo” exacerbado y romántico connota para Fitse que “la filosofía que se hace depende del hombre que se es” El
hombre medida de todo e inventor del lenguaje filosófico ¡¡¡no proveniente de
Dios!!!
Esto tan lógico y cartesiano no lo era para el poeta
Platón. Él condena a la musa Eikasia
(Señora de lenguaje y abstracción) Delega la fantasía e imaginación-arte-al
último escaño en su símil de la línea, mera mimesis (copia), sombra de sombra.
¿Pero qué es la filosofía sin la capacidad abstractiva? Ortega escribió q “filosofo es aquel ensimismado desapegado de sus creencias
inmanentes y capaz de trascender ideas”. Para Platón, sin embargo, las
ideas tienen sustancia al margen del hombre, independientes del lenguaje. Su
arché, su esencia, su sentido, no esta en la vida (Defiende la esclavitud y
austeridad – Freud; represión- de
instintos irascibles y concupiscibles. Eros y Thanatos en “el valle”)
El circulo de Ginebra se percata de que las ideas no
flotan en el éter, viajan en el lenguaje, al final tornan en creencias de
rebaño; cristianismo, comunismo etc. Asideros- rediles. Goethe
zanjó que toda forma es mentira,
con lo que se adelanta siglos a los estructuralistas, pues para algo este
“genio” tuvo el mayor coeficiente intelectual de la humanidad. Aunque los
románticos siguen creyendo al lenguaje proveniente de la inspiración de su
espíritu, ya el circulo r. británico (Keats,
Sheller, Coleridge) descree de ese demiurgo lingüístico, y definen al poeta
como camaleón (Un Neruda para la
revolución, y un Marinetti para
Mussolini), actor que interpreta el papel
que quieren oír (El lenguaje tergiversó a ciertos filósofos alemanes,
lunático de Honderling incluido).
2- Lenguaje doctrinal; existencialista,
marxista, fascista y el psicoanálisis (Entre l giro y Nietszche)
Criticando a Hegel
y a los de Jena, llegamos a Shopenhauer y al angustiado Kierkegaard, abuelo del
existencialismo. Estos gestan eso q el de Basilea o el de Salamanca llaman “
sentimiento trágico de la vida”, volición pesimista que toma al lenguaje como “regalo de Dios para que nos juzguemos entre
nosotros y degrademos hasta más acá del lenguaje” El concepto de angustia
fue en su génesis una tesis en torno a la ironía socrática, ese sarcasmo tan
dañino en el lenguaje continuado hasta Hegel.
Kierkegaard relativiza sofísticamente el lenguaje “Las palabras – No conozco más que a Cristo crucificado – dichas por un
apóstol perseguido cuestan la vida, por un poeta traen reconocimiento y por un
escolástico fortuna” Al final este
místico concluyó q “credo quia absurdum”;
Confía en el lenguaje como cree en Dios, pues sin ellos se vería desnudo, en la
vergüenza primigenia de Adán, sin casullas que valgan.
Marx no sólo ve el lenguaje como
invención humana, sino que buena parte de su materialismo dialéctico se basa en
tautologías y galimatías de Hegel. Ejemplo de un sesudo sistema instaurado como
credo estatal, pues las ideas tardan en incubarse, pero después arrasan como
ideales. En esa época en que o se era socialista o dandy (El Baudelaire condenado a ls fuegos de la modernidad) lo cristiano abre paso al comunismo, la jerga de autenticidad, hermandad, sumisión, redención en el ideal, humildad y demás es la misma. El romanticismo torna nacionalismo y “naZional- socialismo”. Asistimos a la quiebra de razón y lógica, la gran decadence de Spengler (Y la teoría darwinista de Spencer “sálvese el + fuerte”), vaticinada ya desde el risco por el bigotudo dinamitero. A mi parecer, La concepción del lenguaje hasta Nietzsche es la batalla entre idealistas (Parménides, socráticos, Platón, estoicos, escolástica cristiana, románticos, Kant, Fitse, y Hegel como culminación) contra materialistas (Heráclito, sofistas, Aristóteles, epicúreos hedonistas, iglesia protestante, empiristas) Nietzsche en su critica a la decadence de los ideales devuelve el pensamiento a la realidad de ser mortal en continuo devenir -Heráclito-.
Su Dionisos es un revestimiento del viejo becerro, pero no hay que olvidar sus mensajes trascendentes, su nueva aurora, su pasión estética, la aceptación del sufrimiento etc. El asesino de Dios y del lenguaje también es un idealista, y un poeta de nueva moral (Reconoce que engaña como todos, no aspira a maestro)
Su nuevo Prometeo encarna al borracho fusionado con Apolo en las nubes (¿Sátira d Platón?). De paso su eterno retorno se carga al sujeto (A la diosa Razón con su moral kantiana) y el hombre, sólo, sin asideros, héroe trágico en mitad de la tormenta no atisba Ítaca. El peor “asidero” -Ortega; creencias- es el lenguaje, vieja hembra –Circe- engañadora. Él nos habla por primera vez del lenguaje como mercenario al servicio de lo que cada uno entiende por su razón, su verdad, su Dios y su lógica.
Sus aforismos sobre el lenguaje son verdades hirientes. “¿Qué se espera del filosofo? Un buen estilo” Critica el hermetismo filosófico, atrincherado en sus términos cultistas, sin mancillarse en la calle (Ya dijo Aristóteles que la filosofía es un circulo cerrado de perfecta inutilidad.) Y ante esto, el trágico bufón se ríe de los formalismos académicos caricaturizándose de visionario en Zaratrusta y de erudito en Humano, demasiado... “Jamás nos desembarazaremos de Dios si seguimos creyendo en la gramática” Juega con el lenguaje, y aún así nos llega un regusto amargo “En un apartado rincón del universo (¿Una caverna de reos austrolopithecus quizá? ) Unos animales astutos inventaron el lenguaje. Ese fue el minuto más orgulloso y mentiroso de la Hª Universal” El prepotente Prometeo tras el latrocinio del fuego de los dioses, quiso emularlos, morder la manzana de la abstracción, calentarse en el fuego de la palabra.
Ese canto luterano Gott ist tot, lo grita el loco del pueblo (En el discurso del loco Foucault analiza los mensajes “coherentes”, el lenguaje “cuerdo” del sistema, siguiendo precisamente el Elogio de la Locura de Lutero). La estética sustituye a la ética. Mueren los valores. Los filósofos de la sospecha aniquilan ese reducto idealista llamado Hegel, y se queda la cutícula externa; los vocablos (Pues en buena medida sus términos mecanicistas tesis-antítesis-síntesis persisten en los estudios sicológicos e históricos analizados por causas, hechos y consecuencias) Así, con esta quiebra del lenguaje (Junto a los sepelios de la Razón, Dios y el sujeto moral) nace la pos- modernidad, q diría Baudelaire, un estético poco ético.
3- La quiebra del lenguaje y
el Nacimiento de los meta- lenguajes.
A-
Filosofos de la sospecha, Escuela de Frankfurt versus positivistas y útilistas
del capitalismo. Después de Zaratrusta (Y de las guerras mundiales, claro) presenciamos el ocaso filosófico, su toma de conciencia lingüística, reducida a mero formalismo académico y contenido literario. Ya sólo tiene sentido una meta- filosofía que se cuestione a sí misma y su lenguaje ambiguo. Es decir, una filosofía que intenta rescatar de su naufragio al sujeto (Kant) refugiado en el relativismo moral. Ahogado en su mar de dudas circunstanciales, diría Ortega, en su duda Hamlet- riana. Henchido en la nausea sartriana, en el vértigo de la caída y de su inmolación nihilista. Alineado, reprimido y enajenado en sus cubiles laborales para los psicomarxistas:
Rich analiza esta alineación sexualmente en la Rev. Sexual, desarrolla el concepto de libido y carga orgásmica que si no se expulsa de forma natural, se reprime en el trabajo y se denota en la perversión del lenguaje, cargado de tabús y eufemismos sexuales. Adorno la estudia lingüísticamente en “El lenguaje como ideología” donde la jerga de la autenticidad sustituye la vida, y el existencialismo de Heidegger llega a ver la muerte como un fin nihilista. Si vamos a morir, ¿Qué sentido hay? Con su definición del hombre (Ser para el No Ser) el pos moderno parece un enano frente a su realidad, determinista voluntad de poder (Voluntad no del sujeto, sino de su realidad), lo cual puede malinterpretarse por los autócratas. Marcuse lo analiza socialmente en su “Eros y Thanatos” siguiendo línea freudiana en contexto marxista. Un ensayo este sobre los instintos irascibles y sexuales reprimidos que enlaza con la teoría del amor de Fromm o el de la homosexualidad de A. Gidé en Corydon donde ponen a caldo el banquete de Platón y esa teoría absurda de un eros pandémico y otro uránico, base del romanticismo. Los discípulos de Kant en Jena (Fitse) ya se percataron de que sus categorías se quedan en lo externo, en meras nomenclaturas. - Si no es posible la metafísica como ciencia- le consuelan - al menos es bella prosa alemana- Esa es la conciencia Lingüística.
La Conciencia lingüística es una de esas perogrulladas filosóficas; pensar que sólo se piensa hablando, que la filosofía es una forma de comunicación interpersonal sin más, compartida mediante el lenguaje. Esto nos puede llevar no sólo a “pasar” de la filosofía, sino de la religión, la literatura. etc. ¿Para qué sirven?- Cuestionan positivistas y utilitas, nuevo capitalismo salvaje que sólo cree en lo que produce, q convierte al sujeto en objeto de consumo y al objeto en fetiche, icono, nuevo Dios (Freud) El viejo liberalismo (Como decía Ortega - ¿Cómo va a ser bueno si es viejo y es ismo?) aniquila la separación masa- elite (Rebelión de las masas) La hasta ahora monacal o universitaria filosofía torna ideológica y masificada (Idéntica fuerza coercitiva q las religiones q fetichizaban ídolos. La representación divina estaba prohibida en la India o en el mundo del Corán. La mágica cadena sonora “Yahvé” no podía mentarse.) Paradójicamente el hombre masa, positivista sin saberlo, que sólo cree en la práctica y lo útil, se sirve del científico abstraído para vivir como un señor. La ciencia se convierte así en otra especie de Diosa Razón. La que peor parada sale de este avance tecnológico es obviamente la filosofía. La tachan de pasatiempo literario.
Con la muerte del ideal, palman las corrientes literarias románticas y la novela realista de denuncia social. Parece que se han agotado los temas, los contenidos... El hombre pos- moderno aprende a vivir sin ellos, oda futurista a un mundo feliz. Y como parece haberse extinguido la fuente de eternos ideales el poema torna vanguardista, mera forma externa; ultraísta, surrealista, escritura automática de Bretón, dadaísta etc. Es decir, poesía per sé. Poesía del significante muchas veces sin un significado buscado, llena de greguerías, oxímorones absurdos, jerigonzas etc. El cadáver exquisito consiste en matrimonios de palabras hasta antagónicas. Así la poesía cobra “sentido” una vez escrita. Igual que el arte contemporáneo (Cubistas, abstractos...) Estas nuevos formalismos sin fondo representan un nuevo meta lenguaje, sin significados ni juicios valorativos. Esta estética referencial por supuesto es cosa de elite minoritaria y ociosa. La masa las ridiculiza, desde la moderna novela popular o el culebrón y la pos- moderna tele realidad.
Si la modernidad se resume en rascacielos y torres de Babel, la pos-modernidad es el centro comercial, la efigie de una maruja con el carrito y el Mc Donald. Con la muerte de Dios el sujeto no ha sustituido al objeto de su realidad en importancia (como cabía esperar tras el giro); esta más perdido que nunca.
Si bien desaparece esa avocación determinista a un destino, también la voluntad de Shopenhauer- Baroja, y el pos- moderno se entrega al nihilismo, a un viaje al fin de la noche. La más completa inercia le guía por senderos bifurcados sin fines teleológicos. La apatía se constituye como self social, ¿qué podemos pensar de esta próspera sociedad con el índice más alto en suicidios y sus bajas por depresión o estrés?
El tedio (La duda de no saber qué hacer) necesita llenarse de quehaceres y la abulia mental de mensajes. El exceso informativo suple estas carencias, a la par que desinforma, y convierte nuestra realidad en ficción al más puro estilo Borges. Se considera posmodernidad el día en que IBM superó a la General Mótors, ese día en que retornamos al platonismo. El capital intangible – acciones, Internet- supera a la inmanente cultura automovilística. La comunicación interpersonal y directa se vuelve meta- comunicación de masas, los e- mails, los chats, la Tv, los hiper- textos... en ninguno ves al receptor, necesitas de un Feed- Back indirecto, como los índices de audiencia o los listados de Best- sellers. Ya no hay que ver para creer; tenemos la tarjeta de crédito y pagamos sin ver el dinero. La cultura iconografía sustituye a la ideológica y proselitista tras la muerte del “relativo” ideal. Volvemos al gesto, a la primaria comunicación visual, estral, animal o tal vez a la incomunicación con barreras, más solitarios que en ninguna época. Los e- mails son las botellas del Ulises naufrago de su siglo cambalache.
La filosofía en ciernes intenta subsistir, sustituyendo cura y psicólogo, individualizándose, reduciendo sus axiomas a un único; Vida. El vitalismo es la corriente más atrayente de toda la filosofía; La crítica a la razón histórica de Dilthey añadiéndole la vital de Ortega. Para Bergson el lenguaje “nos hace creer en la invariabilidad de nuestras sensaciones, convierte en eterno lo perecedero” Es esa necesidad de aprehender el instante, ese grito de Gilgamesh por la inmortalidad, de la que se aprovecha el lenguaje.
El lenguaje nos hace creer en la realidad y hasta en el más allá, teleología de la teología, pero ¿constituye en sí una ontología? Cada palabra es quantum, prejuiciosa y limitada. Incluso la científica que se sirve de las contraposiciones de términos y a los no adentrados nos parece un laberinto. Sólo las matemáticas logran desligarse de toda gramática, y según Russel es el lenguaje quien queda reducido a formas matemáticas. Como se ve en la lógica preposicional, si Q-P y todo ese asuntillo.
Por fin me centro en la toma de conciencia lingüística, abandonando todos sus preliminares:
La Sprachs- kepsis ( toma de c. Lingüística) se inaugura oficialmente con Wittgenstein y el círculo vienés. No olvidemos que también los krausistas o los vitalistas se sirven de juegos verbales y metáforas (Nietzsche contrapone la metáfora abierta al laconismo de las afirmaciones categóricas, por eso su prosa es misteriosa y la sacan del contexto) En estos estudiosos los eslóganes son “No hables si lo que vas a decir no es más importante que el silencio” “De lo que no se puede hablar, se debe callar” (Y sólo pensemos en que ya un humanista arengó sobre el templado modo de cortarse las uñas. Humanistas postulando ex cátedra sobre todo los temas, el intelectual ha de saber de todo. Recapacitemos en cuantos Petrarcas y poetas platónicos se han comido una rosca, o si ese amor “epigamático” y “uránico” se queda en mero imago, en lenguaje) Ya decía Shakespeare que la vida es la historia contada por un idiota con mucho ruido pero que no significa nada. O tras la mascarae de Hamlet; palabras, palabras, palabras. Shakespeare es también un crítico del lenguaje como simple estructura formal. “All the rest is silence” Para los language philosophers el silencio es un verdadero valor, contaminado de palabras turbias. Bersgon retorna al entorno salvaje de la intuición, Sartre siente la nausea, o la vida propia de esos objetos sobre la mesa de un café de París. Esa sátira pelirroja de Descartes siente, luego existe, parece q quieran desapegarse de todo lo aprendido, desprenderse de las palabras, volver a ser niños, esa inocencia como metáfora de la inconsciencia.
La letra entra y te sangra, sufres el estigma de Caín -H. Hesse-, condena a ser novelista de la propia vida –Ortega-, la pasión desaforada y patológica del letraherido. Estos filósofos anhelan retornar al estado del buen salvaje; Thoreau, Emilio de Rosseau, Moglie, Peter pan, principitos destronados tipo Bakunin.
El lenguaje intenta aprehender la vida, pero este se le escapa al sociólogo en sus estudios, al siquiatra en sus análisis, al poeta con demasiados fantasmas y pocas palabras, como decía Bécquer. El lenguaje nos tima y tras él hay toda una estética de lo excluyente, del silencio, lo que no se dice, los sobreentendidos. Esto es el Kitzch; lienzo externo que oculta el interior del cuadro. Esa retórica verborreica sin contenido.
El lenguaje es la rubrica con Mefistófeles, la firma del contrato social. Mero convencionalismo como en los lenguajes faticos (Por ejemplo en los ascensores cuando hablando del tiempo atmosférico perdemos el vital) Mero formulismo en las actas de los burócratas kafkianos en plan “vuelva usted mañana” Patología clínica para Lacan en el caso de los lapsos verbales (lapsus lingaue o mentis), que afloran los instintos reprimidos en el bello Ello. Discurso del loco o arenga del político para Foucault. Utilidad práctica para el publicista positivista y el directivo globalista. Periodistas en busca de la objetividad perdida de antemano (No existe la objetividad total, no podemos desligarnos del Yo, ni una subjetividad total en cuanto sociales, y por tanto poli-ticos) El lenguaje es engaño, creencia, sofismo, jerga... pero también puede ser juego, valor en si mismo, dadá.
Esta forma de ver el lenguaje devocional para contrarrestar la trascendencia ideológica (Morir por un ideal) no quita que Russel y Wittggentein crean en la epistemología científica; opinan q descomponiendo la gramática en operaciones matemáticas llegas a la pureza de un atomismo lógico. Una especie de lengua ideal basada en preposiciones y axiomas irrefutables al menos en el campo de la física. Para Popper una frase es verdadera si forma parte de un sistema científico irrebatible empíricamente.
Dejando el terreno científico, la filosofía se replantea sus propios códigos internos, su lenguaje hermético (Que no hermenéutico o explicativo) será rebatido por Moore. Ya no se pregunta “¿Qué es lo bueno?” sino “¿Qué significa que Platón o Pepito me diga que esto es bueno?” ¿Y por qué usa palabras tan raras?
Ferdinand de Saussure, padre de la lingüística en su curso póstumo, es tal por delimitar su campo de estudio dentro del lenguaje; la lengua, y no el habla. La lengua es un sistema de signos que sólo existen dentro del marco formal que jerarquiza las ideas. La lengua no tiene sustancia, es un sustento para estas ideas, el pilar con el que construimos los cimientos del mundo. La lengua no se constituye de ideas, sino de significantes, relaciones lingüísticas reducidas casi matemáticamente. «El lenguaje es multiforme y heteróclito; esta la lengua como dominio social pandémico o estable en la norma y el habla en el plano individual o heraclitana, cambiante en el uso” Así define a la lengua como norma de todos los usos del lenguaje individual-social, ente reguladora de toda Parole y dinámica platica. Este estudio lingüístico puede ser sincrónico o diacrónico. Sincrónico si aborda las relaciones del mensaje con el tiempo. Es decir; la evolución histórica de los vocablos, ateniendo a los hechos sociales concretos (Extinción latinismos, incorporación de extranjerismos). Diacrónico el estudio del lenguaje con relación al espacio. Se analiza aquí el contexto situacional, la estructura del canal, y el código. Ambos se complementan, pues el lenguaje varía según parámetros espacio- temporales. También escinde forma y fondo a la hora de analizarlo, significado y significante, contenido, continente, que remiten a un mismo referente. S y s, F y f, C y c, para posteriores análisis sintagmáticos (Sintg= Unidad morfo- sintáctico- gramatical. El concepto viene de Bloomfield). Esta idea del lenguaje = estructura formal, la continua Hjelmslev en su “glosemática”, no se trata de una dicotomía Lengua/Habla sino de este esquema:
1) Lenguaje
puro como sistema de signos 2)Lengua o Norma 3)Usos, hábitos y realizaciones.
Dentro de un campo más fenomenológico y psicológico,
Noam Chomsky
ataca el conductismo lingüístico. Según el behaviorismo de Watson el lenguaje
surge por necesidad histórica, como forma de adaptación al medio. Por tanto no
se aprende conscientemente una lengua, sino “conducido” por satisfacciones
inmediatas o castigos puntuales, estímulos negativos y positivos (¡?) La prueba
de lo conducido e inconsciente en que se retiene (Memoria retentiva, no
comprensiva) una lengua son las cintas para aprender idiomas. Todas estas ideas
de premios y castigos, aunque basen el taylorismo, pueden fundamentar
sistemas fascistas. Estos experimentos
sirven para un perro de Pávlov que aprenda asociando la orden del amo con una
caricia o un encierro (Y quizá ni eso si nos ponemos estupendos o protectores
de animales), pero no para las personas. El hombre inventa día a día su
lenguaje. Si bien condicionado por medios externos, es consciente de la
evolución de su pensamiento discursivo; de la adquisición de nuevos términos,
de la madurez en contenidos... En el Proceso contra Skinner ataca al
“científico loco de Oxford”. Este experimentador de ratas nos ofreció en su
Walden2 (Mancilla a mi admirado Thoreau) una sociedad ideal, en la línea de un
mundo feliz, donde los niños escuchan Mozart desde que son placentita, una
panacea artística y cultural, sin preocuparse de política, con una asombrosa
reducción de la jornada laboral etc. Incubadoras de nuevos genios.
Los de Skinner son inconformistas-probetas (Cuando
el inconformismo jamás surge en las sociedades perfectas como la que propone.
El Quijote es producto del siglo de oro, siglo con más hambruna de la Hª de
España). Skinner escupe que los grandes idealistas nacieron en palacios (Ché o
Bakunin) y que cuando se satisfacen las necesidades básicas de supervivencia,
nos volvemos ociosos en el sentido de creativos. (¿Y los acomodicios
indolentes?)
Chowsky disiente de esta definición
determinista del hombre y del lenguaje conducido. En su gramática generativa estudia la lengua
sincrónicamente (Fenómenos históricos) y concluye que usamos el lenguaje sin ser conscientes de ello, pero esto no
supone que sea la correcta forma de usarlo. Si la vida es la conciencia de
muerte, el lenguaje debiera ser conciencia del silencio “Todo vocablo es
ocasional”, decimos esto y podemos haber dicho infinitud de otras frases. No
nos percatamos del poder de la palabra o del silencio, pero ese poder o esa
condena la lastramos todos. No es conducido educacionalmente, es connatural,
Chowsky la llama “gramática universal”. También distingue Langue y Parole, él
las denomina Competence (norma) y Perfonmance (Uso). Por eso el lenguaje no es sólo su dinámica interpretación (Perfonmance), es también esa lista de abstracciones que constituye un sistema subsistente por si mismo. (Aunque no quedaran hombres en la tierra para usar la lengua, existiría como las hoy llamadas muertas) Al usar el lenguaje (quizá al aprenderlo si adolezcamos de cierto conductismo) lo inventamos cada día, lo deformamos ensanchando y menguando. Pero de lo que no hay duda es del importante papel de nuestra conciencia en ese proceso. Por eso mediante el lenguaje sicoanalítico o la lluvia de ideas literarias aflora lo reprimido por ese Narciso ególatra del Super- Yo y el Ego. Taylor, con todo lo que comporta en avances, sigue reprimiendo nuestro instinto irascible (Impulsos de acción más bien) con confecciones de tornillos. Skinner, en su arcadía utópica, nos invita a vivir del arte para sustituir el impulso erótico en sonetos y no en patologías y perversiones. El conductismo hace el papel quizá de un auriga de Platón o de un Yo represor del que en su opinión carecemos la masa.
La relación del existencialismo con el lenguaje también es formal, no se desprende de él, pero rebaja sus términos a más literarios con Sartre y Camus, antecesores de la literatura filosófica tipo Gardeer, Hesse, Kundera, Machado, Unamuno... Heidegger (Criticado por Adorno y Steiner) intenta una deconstrucción del lenguaje filosófico. Acaba de terminar la segunda guerra mundial y la malinterpretación de Fitse, Nietszche y los románticos no se puede repetir. Y sin embargo este filosofo es el más teñido de la sombra nazi al inventarse una “jerga de la autenticidad” muy sospechosa para Adorno. Para llevar a cabo esta reconstrucción lingüística hay que remitirse al arcaísmo, a la raíz de la palabra. Reacción conservadora por unos términos mutables que varían históricamente. Además define al hombre como Ser- para- NoSer, ósea; condenado a la muerte. Así estudia al pos- moderno, un Kierkegaard, nihilista sin esperanza.
Su pensamiento es débil, pues no pretende modificar
el lenguaje, sino retornarlo a sus orígenes, y condenar al hombre a esperar su
muerte en rayante inercia. No pretende cambiar nada, sólo explicarnos que vamos
a morir y que disfrutemos del Carpe Diem.(O como la marca de camisetas; Do It –
Hazlo, no lo pienses, hazlo-) Muertos los resquicios de ideales, se diluye el
espejismo de Mayo del 68, y la pos- modernidad (Que ya esta Pos de todo) no
divisa más horizontes que el epicúreo Collige, Virgo, rosae, el pan para hoy
(hambre para mañana), el vivir de los viejos hasta poder vivir de los hijos, el
presente instante.
Levi-
Strauss
crea el estructuralismo, inspirado en Jakobson.
Investiga en las sociedades no civilizadas por occidente para concluir que sus
valores no son aceptados en nuestra c. judeo- cristiana por falta de difusión;
Los contenidos (La significación o los juicios que nos permitimos) varían según
cómo se relacionen los continentes en su estructura. Importa la colocación de
esas “Verdades”, el contexto situacional que posibilita la propagación de las
ideas. ¿Qué sería la Vulgata sin Guttember? En el dadá importa la arbitraria
relación del texto, en los diarios la pretendida jerarquía de los titulares. Derriba
(Derri- Dadá por lo que tiene de constructor de vocablos, de poeta más que de
filosofo, como Nietzsche) sigue a Heidegger en su re- o de- construcción de
vocablos filosóficos. (El ser aristotélico y el ser de Heidegger no tienen nada
que ver, mas se llaman ambos “Ser”. Estas cosas les traen por el camino de la amargura,
que no es sinónimo de la angustia existencialista de Kierkegaard)
Por último, Foucault analiza los distintos discursos sociales
en su “Tratado sobre la locura” o en “Lengua y Literatura”; el alegato
homogeneizado en la sociedad y considerado coherente (La jerga económica o jurídica
del “Proceso de Kafka”, los eufemismos políticos que caricaturizan Huxley o
Orwell) frente al mensaje que se sale de la norma estabilizada, propia no del
rebaño sino del pastor loco (Como esa carta del tarot q lo representa junto a
un precipicio) Una cabra loca en un mundo de ovejas Dollys clonadas. El loco en
la cultura medieval se identificaba con el sabio. No olvidemos que Nietszche,
el anticristo, acabó trastornado, crucificado. El mito del Quijote se repitió
en él (Y en Honderling); los libros, el lenguaje reblandecieron su cerebro.
Quizá sus últimas anti- evangélicas palabras fueran “Y en el final, es la
palabra”
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